The arrangements by which they may
terminate the occasion
has been judged proper for asserting,
as a principle in which the rights and interests
of the United States are involved,
that the American continents,
by the free and independent condition
which they have assumed and maintain,
are henceforth not to be considered as subjects
for future colonization by any European powers…”
A portion of President James Monroe’s
seventh annual message to Congress, December 2, 1823
Ante la Asamblea General de la ONU en octubre de 2018, Donald Trump manifestaba su impaciencia por terminar con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Ante los delegados asistentes, extendió una invitación a los gobiernos de la organización a emprender medidas para el restablecimiento de la democracia en Venezuela y acabar con el “régimen socialista” corrupto y decadente que tiene hundido al pueblo venezolano. Se reiteraron las medidas de presión hacia el gobierno de este país sudamericano.
¿Cuál es el sustento de este proceder de los EEUU? Sin duda alguna, su historia. La vocación imperial de los Estados Unidos de Norteamérica, lo ha llevado a construir todo un andamiaje ideológico, político, financiero y militar que no sólo legitima sus acciones claramente intervencionistas, sino que intenta mostrarles a todos que ellos son los únicos capaces de actuar para establecer un principio de orden en el mundo. Baste con recordar el periodo subsecuente a la segunda guerra mundial, en plena época de la “Guerra Fría”, en la que imperó la llamada “Pax Americana” y que proclamaba el liderazgo norteamericano en el mundo occidental, acompañado de un fuerte crecimiento económico, avances científico – tecnológicos, un desmesurado gasto armamentista, sin olvidar los conflictos de “baja intensidad” en los que EEUU tenía un papel central. Las acciones militares han sido un negocio muy rentable para los norteamericanos.
En el caso que nos ocupa, es muy importante recordar que desde el siglo XIX, la rivalidad norteamericana con las potencias europeas, se manifestaba en la oposición de que éstas intervinieran en el continente americano, pues ya tenían una clara perspectiva geopolítica y estratégica de que esta región del mundo era su “zona natural de influencia”. En consecuencia, se proclama la “Doctrina Monroe” un 2 de diciembre de 1823, ante el Congreso norteamericano por el presidente James Monroe y que de manera muy concreta plantea los siguientes puntos:
- Total rechazo a los intentos europeos de recuperar sus territorios coloniales en América, tras las luchas de independencia triunfantes.
- Promesa de que los EEUU no intervendrían en los asuntos políticos de Europa.
- No aceptación de la intervención europea en los asuntos de los gobiernos de América.
Si bien en ese contexto los norteamericanos no contaban con la fortaleza para enfrentar realmente un embate de los europeos, estaban preparando el terreno para abrogarse el derecho de mantener “bajo su resguardo” a todo el continente americano. Al respecto, en 1845 el periodista John O’ Sullivan publicó un artículo en el que apoyaba que Texas pasase a formar parte de los Estados Unidos; es la proclamación de su “Destino Manifiesto” que viene a darle un sentido religioso a su papel de liderazgo y control:
“…El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino”. John L. O ‘Sullivan
Como usted lo puede constatar, en la base de estas proclamas norteamericanas, encontramos sentido a lo que hoy día Donald Trump asume como herencia histórica:
- El norteamericano, es el pueblo elegido por Dios para gobernar al mundo.
- Tienen la autoridad moral y material para establecer el orden, el progreso, la democracia y la seguridad en el ámbito internacional.
- Los estadounidenses tienen la obligación moral de propagar su forma de gobierno y su visión del mundo.
Esta es la base histórica e ideológica del intervencionismo norteamericano en el mundo, que en esta ocasión le toca vivir a Venezuela.
No es intención de este artículo, debatir sobre la situación crítica que vive hoy Venezuela. Lo que intento es analizar las razones que impulsan al gobierno norteamericano a llevar a cabo una “cruzada democrática” en este país y darle una lección al mundo de cómo se defienden los “valores democráticos y libertarios” que siempre han enarbolado a través de su historia y que sumen como “compromiso permanente”.
Si el gobierno norteamericano puede actuar con el “respaldo internacional”, es magnífico, pero si no lo consiguen, no les importa, porque asumen que actúan en consonancia con sus intereses nacionales y que al defender su seguridad nacional, están preservando la seguridad internacional. Esa es su lógica hegemónica.
Por último, la compleja situación de Venezuela, la tienen que resolver los venezolanos mismos; sin injerencia ni “patrocinadores internacionales de la democracia”; con diálogo constructivo; sin “mercenarios de la política” que de muchas formas, favorecen acciones intervencionistas, por más bien intencionadas que sean, pero que en muchos casos, solapan los intereses de los grandes poderes hegemónicos que intentan “proteger” a la democracia e incluso aluden velar por el “respeto” de los derechos humanos.
El debate está en curso. Agradezco su atención y estaré atento a sus comentarios y críticas.
Fuentes Consultadas:
- El intervencionismo de EEUU en Latinoamérica, recuperado de https://elordenmundial.com/mapas/intervencionismo-estadounidense-latinoamerica/
- Doctrina Monroe, recuperado de http://www.filosofia.org/ave/001/a264.htm
- ¿Cuántas veces a intervenido EUA en América Latina en el último siglo? Recuperado de https://culturacolectiva.com/historia/intervenciones-de-eua-en-america-latina