Muchos hechos me han llevado a pensar que mi habilidad para arruinar todo de manera increíble crece y crece y crece. Existen varios registros de mi estupidez en publicaciones anteriores que, por cierto, espero hayan leído. Pero el asunto es que cuando creo que no puedo hacerlo peor, me supero a mí mismo.
A veces lo hago tan bien, que podría ser merecedor de un minuto de aplausos. Naaaa, merezco más, un Oscar o un Nobel a la tontera.
Sin duda me sale muy bien eso de las tonterías. Una seguida de la otra y en secuencia ascendente. Pero no sé, para ser honesto, cómo le hago. Todo surge generalmente de una buena idea que no creo pueda salir mal pero todo, casi siempre, acaba en una terrible tragedia.
Y ahí el primer paso: Póngase creativo y hágase de una IDEA INOCENTE y llévela a cabo.
Pongamos como ejemplo la vez que se me ocurrió manejar el coche sin permiso (Idea Inocente). Luego debe surgir un pensamiento positivo (segundo paso): “todo saldrá bien, eres increíble”. Y finalmente un “diablos, no lo eras tanto” (se desata el caos). Choqué contra el portón de mi casa y le hice un pequeño rasponcito. Bueno, no tan pequeño pero yo así quería verlo. Sumí las dos puertas y la parte de atrás del lado derecho. ¿Por qué no? Me pareció inteligente mejor seguir avanzando una vez sentí el golpe (Otra idea inocente que superó a la primera). Supuse que el daño sería menor, de hecho parecía lindo mientras lo examinaba y pensé, si se lava bien, seguro se quita (Otro pensamiento positivo), pero no se quitaba y, entonces, vino el caos: mi madre a punto de asesinarme. Pero la libré porque, aunque parece loca, es claramente súper comprensiva y cariñosa con su hijo adorado.
¿Ya descubrieron los siguientes dos pasos? Tener un pensamiento positivo y desatar el caos.
Estos tres pasos pueden repetirse tantas veces sea necesario, dentro de un mismo evento, para incrementar el nivel de la tragedia.
Y para que les quede bien claro el proceso, les contaré sobre mi última IDEA INOCENTE. Por favor registren que el método funciona y, como dice el comercial, 9 de cada 10 tarados lo recomiendan.
Si se acuerdan de mi columna anterior, tenía la duda de si me dejarían salir con mi novia el 14 de febrero. Pues gracias a sus buenos comentarios, lo conseguí aunque estaba castigado. La historia empieza así: escogí que debíamos ir al cine, pero como cayó en jueves y ese día tengo entrenamiento de americano, tuvo que ser después y pues ya era un poco tarde. Todo iba muy bien mientras veíamos la película y, de la nada, mi mamá me llamó en medio de la función. ¿Ósea que le pasa? El asunto es que ella me compró los boletos para una función que yo escogí a las 6 de la tarde, pero luego tuve la IDEA INOCENTE de que mejor entrábamos a otra en sala VIP, solo que esa empezaba a las 8 de la noche. Luego vino el PENSAMIENTO POSITIVO: ¿para qué le digo, se va a enojar? ¿Qué puede salir mal? Y de ahí, EL CAOS!!!!!!!
Resulta que no se me ocurrió avisarle a mi madre del cambio de planes y ella esperándome en el mismo centro comercial a que terminara la película (vivimos muy lejos). Pasaron las dos horas de la función original y me mandó mensajes que, obvio no contesté. Luego siguió con llamadas que, obvio, tampoco contesté. Y pues para el caso, después de 4 horas, no sé cómo consiguió el teléfono de mi novia y ¡ella si contestó! Logré evadir decirle en que sala estaba. Seguro me sacaba de los pelos. Estaba vuelta un demonio. Me dijo me iba a dejar. Salí corriendo y abandoné a mi novia en el cine, se me olvidó por completo.
Fueron los 30 minutos más horribles rumbo a la casa. En el camino se le iban ocurriendo mil ideas para torturarme. Me hizo terminar con mi novia. No era necesario, ella ya lo tenía planeado ¡La dejé!; luego canceló mi festejo de cumpleaños y me dio un gritoniza que se escuchaba a kilómetros.
Y por si fuera poco, ya que se le pasó el coraje me decía que era un patán por dejarla. ¿Yo? ¿Patán? Si ella me sacó y casi que me hizo elegir entre vivir en una casa o no y, pues, tan tonto no soy.
En conclusión, mis tres pasos son infalibles. Hasta el más tonto puede seguirlos con un 100% de éxito asegurado. Pero, mejor no lo hagan o podrían acabar como yo: convertido en un patán, sin novia, castigado, regañado, atormentado y traumado psicológicamente.