Siempre me ha sido difícil enfrentarme a los cambios, sobre todo cuanto me siento cómodo en donde estoy. Me cuesta aceptar que las cosas puedan no volver a ser iguales y es justo lo que me está pasando ahora que me estoy graduando de secundaria. Me siento nervioso y me da miedo no saber lo que me espera en la prepa.
Todavía hace un año no me pasaba por la cabeza la idea de que estaba próximo el fin de una etapa, no me imaginaba que dejaría pronto mi escuela de tanto tiempo y entraría al Tec. Parecía un futuro muy lejano y, supongo, tenía la pequeña esperanza de seguir siendo un niño para siempre, sin preocupaciones, divirtiéndome y, de vez en cuando, con uno o dos regaños dependiendo de mi suerte.
Pero mi punto es que, aunque si tenía planeado llegar hasta aquí, ahora ya no sé qué sigue y eso me asusta un poco. No tener claridad acerca de lo que viene me es aterrorizante. ¿No sería más fácil si nos dijeran exacto hacia dónde vamos? Ya sé, las sorpresas son parte del encanto de la vida, pero en este momento no lo encuentro tan encantador. Por lo pronto, solo seguiré caminando y descubriendo lo que el destino me tiene preparado.
Además, debo confesarles que estoy nostálgico. Me he tenido que despedir de todos los amigos que he hecho a lo largo de 11 años. Y sí, lloré (se vale, no?). Es triste saber que no volveré a verlos juntos a todos otra vez. Seguramente continuaré cultivando las amistades que más atesoro, pero puede que sea difícil reunirnos tanto como quisiera y eso realmente me duele, hasta ahora han sido mis hermanos y hermanas de vida.
Tuvimos una fiesta de despedida increíble y, hasta antes de ella, no me consideraba del tipo fiestero, pero ahí descubrí que parece salí a mi madre. Ya me gustó eso de bailar y pachanguear. También descubrí que los adolescentes actuamos muy diferente. Resulta que a mi grupo más cercano de amigos no les interesa eso de la bailada y la cantada, pero yo estaba loco de emoción y decidí disfrutar a pesar de que ellos prefirieron pasar sentados platicando.
También tomé la decisión de que pase lo que pase, voy a crecer y disfrutar la vida al máximo. Y aunque eso me asusta un poco, pues se hay una línea muy delgada entre pasármela bien y ponerme en riesgo y no tengo experiencia en eso, habré de ser muy cuidadoso para no cruzarla.
En conclusión, estoy un poco triste, asustado y a la vez muy emocionado por empezar a vivir lo que sigue. Sé con seguridad que en la prepa me va a ir increíble y le voy a echar muchas ganas porque me estoy jugando mi futuro y, al fin, lo entendí. Pero, por lo pronto, estas vacaciones voy a relajarme. Adiós Greenvalley, adiós amigos, adiós infancia.