Últimamente tengo problemas creativos para escribir estas crónicas, la falta de nuevas experiencias y de actividad por el encierro, dificultan me lleguen ideas para crear mis obras maestras a las que, puede o no, están acostumbrados.
Las demás personas que escriben en la revista creo que no se ven tan afectadas porque, a mi parecer, hablan de otros, de situaciones ajenas a ellos, pero en mi caso hablo de lo que me pasa a mí, y últimamente no pasa mucho.
Pero estos días algo sí que pasó.
Cuando estuve en quinto de primaria -recuerden ya estoy en la prepa-, tuve una maestra linda y adorada, yo la quería como a ninguna otra. En esos días la mayoría de los profesores me consideraba el peor de la escuela, bueno a mí y a otro amigo. Entre Pablo y yo nos turnábamos los regaños, reportes, gritos, castigos. Pero ella no me veía así, sé que me quería tanto como yo. Siempre que nos encontrábamos, me cantaba una canción que iba algo así como “amor chiquito eres todo mi querer”, y eso lo siguió haciendo los siguientes años, aunque yo ya había crecido y no me daba más clases. Desde que salí de secundaria y de ese colegio no volvía a verla, tendrá un año. Y pese a esa ausencia, el saberla ahí era reconfortante, nunca pensé que algún día nos faltaríamos.
Tristemente miss Inés enfermó de Covid, estaba internada en un hospital porque se había puesto muy mal. El día que me enteré sentí rabia ¿cómo una persona tan buena podía estar pasándola tan mal?
El lunes pasado finalmente murió y estoy muy triste porque pese a la distancia y el tiempo la sigo queriendo igual. Los años nunca cambiaron ni cambiarán eso.
Miss Inés te agradezco todo el amor, enseñanzas, apoyo y esos miles de detalles de cariño. Me hiciste sentir un niño especial, contigo me sentía valorado pese a que muchos maestros me daban la vuelta, me lo gané sí, pero para mí era muy importante saber que alguien veía también lo bueno que llevaba dentro. Sé que ahora estás mejor que nunca y en las palabras de un muy buen amigo mío “ahora nos iluminas desde otro lugar”.
Mi gran maestra se fue y con ella, unas horas después, también su esposo. Dejaron dos hijos como de mi edad a quienes le mando un gran abrazo. Les cuento todo esto para hacerlos reflexionar un poco sobre lo importante que es se sigan cuidando y eviten contagiarse, no piensen solo en ustedes sino en todos los que podrían salir afectados con su decisión de no cuidarse lo suficiente.
No estamos acostumbrados a la perdida de alguien y mucho menos si la persona es cercana y querida, apoyémonos todos en esta crisis, valoremos a la gente que tenemos a nuestro alrededor pues no tenemos la menor idea de cuando acabará nuestra vida o cuando perderemos a alguien que amamos. Aprovechen ahora, que tienen el tiempo, para convivir y demostrar su cariño a esas personas tan especiales que nos hacen felices.
Esta cuarentena será tan horrible o buena como tú quieras que sea. La felicidad es un asunto de decisión y yo he decidido que será increíble, que pese a la rutina que, a veces, se torna aburrida aún tengo lo importante: estoy sano, mi familia y amigos también lo están, puedo verlos con sana distancia o por zoom y, al final de cuentas, la vida ha cambiado pero lo que valoro no, y eso lo sigo teniendo y me siguen haciendo igualmente feliz.
Hasta pronto Miss Inés, tu “amor chiquito” te extrañará mucho. Descansa en paz.