En los últimos días, el único tema que permea toda la atención de las y los ciudadanos, tanto en redes sociales, como en cafés y en todas las portadas del bien llamado cuarto poder; es la pasada elección en Estados Unidos protagonizada por Joe Biden, candidato del Partido Republicano y Vicepresidente durante el periodo de Barack Obama; y Donald Trump, candidato del Partido Republicano y actual Presidente de los Estados Unidos, o debería decir ex Presidente; disculpe usted la peste a sarcasmo, al cual debo agregar que desde 1992 no se pierde una segunda vuelta y únicamente han sido cuatro los mandatarios que la han perdido desde 1900[1], lo que nos lleve a estar ante un acontecimiento histórico dado que ya ha resultado ganador Biden.
El día “D”, todo mundo se volvió experto electoral, e inclusive hubo quienes salieron del closet como economistas internacionales aventurándose a plantear los escenarios y repercusiones sobre nuestro país, pero realmente lo hicimos conociendo ¿cómo funciona el sistema electoral estadounidense?
Estas conversaciones fueron más o menos así…
A: ¿Cómo ves la elección en el gabacho, ahí en la Promised Land?
B: Difícil caray, el güero Trump seguro se la lleva, pero Biden está dando la batalla…
A: De por si estamos remal, pero imagínate si Trump repite… o ¿qué tal si gana el otro…?
B: Habrá que ver qué pasa en las elecciones, lo que digan las encuestas no siempre definen el resultado, ya ves que es a través del Colegio Electoral …
A: Achis achis los mariachis compa, pero si gringolandia tiene una forma de gobierno igual a la nuestra ¿qué no? ¿Cosa es eso del Colegio?
B: Es una democracia, correcto; sin embargo, es una muy distinta a la nuestra compadrito así como todo su sistema electoral; es indirecta y el sufragio se realiza a traves del Cccc….
A: Mooooomento, qué quieres decir con indirecta compa, me estás confundiendo…
B: Así indirecta, que se lleva a cabo a través de electores pues comadre, el sufragio popular no necesariamente es el que gana, sino el que obtenga los mejores resultados en el Colegiol… pero así qué es qué es, que yo te sepa decir qué es… pues no compa, qué me ves güerito o qué?… pero es diferente
A: Juaaaaaaat… no me ch&$(/% compa no entendí nada, pero ojalá no nos vaya tan de la reverenda fregada… ya con la pandemia tenemos.
B: Sí compa, como dicen, pobre de mi México tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos, por algo será…
Esta conversación podría continuar por el tiempo que usted, mi buen lector, se quiera imaginar…
Es por ello que, en esta ocasión quise aprovechar este espacio para, con suerte, intentar desmarañar el sistema electoral estadounidense de una manera práctica, rápida y sencilla; ya usted que me lee tendrá el veredicto final.
En estas elecciones se eligieron no solo Presidente y Vicepresidente, sino también a los 435 parlamentarios de la Cámara de Representantes, los 35 escaños vacantes de los 100 en el Senado y once gubernaturas; tenemos que partir de que, el sistema electoral en este país no es uniforme, por el contrario, cada estado define sus propio sistema; en segundo lugar, aunque no menos importe es que el Colegio Electoral, mismo que fue diseñado para poder alcanzar la representación proporcional, es la figura que decide realmente quién será el próximo presidente de los Estados Unidos, pero ¿cómo es esto?
El Colegio Electoral es un órgano que no necesariamente da el gane al candidato con más voto popular, tiene su fundamento legal en la Constitución de 1787 y este se compone de 538 “electores”, “delegados” o “compromisarios”; cada uno de los estados posee el mismo número de electores que de representantes en ambas cámaras del Congreso; California cuenta con 55 mientras que Wyoming únicamente tiene tres, lo que es directamente proporcional a su nivel de población.
En cada estado de la Unión Americana, todos los partidos que tengan un candidato contendiendo para el cargo de presidente eligen a electores potenciales que conformarán el Colegio pero, empecemos por lo que sucede el día de la elección que se lleva a cabo el primer martes después del primer lunes del mes de noviembre de cada cuatro años. Así es, hasta la fecha tiene su encanto. Este día, los ciudadanos emiten su voto por el candidato presidencial de su preferencia, pero, lo que están haciendo realmente es seleccionar a los electores de su estado, mismos que conforman el Colegio Electoral. Por lo tanto, los votantes estadounidenses no son los que escogen directamente a su candidato, únicamente votan por sus electores, quienes son nominados por sus partidos y son estos los que realmente decidirán quién es el próximo Presidente de los Estados Unidos; es por ello que se habla de una democracia indirecta.
La particularidad en este sistema electoral es que el candidato presidencial que gané el voto popular en cada uno de los estados gana la totalidad de los electores en el mismo a excepción de dos, Maine y Nebraska, estos distribuyen los electores de manera proporcional al voto popular que obtuvo cada candidato por ello, son comunmente visitas obligadas de los mismos ya que con este sistema lograron posicionarse como estados importantes dentro de la elección; aquellos que defienden la figura del Colegio Electoral afirman que esta es una de las ventajas del mismo, ya que obliga a los candidatos a visitar aquellos lugares lejanos y no solo los de mayor población como suele pasar en una democracia directa.
Dato curioso, no siempre gana el candidato con mayor voto popular por increíble que parezca esto dentro de un sistema democrático, el ganador es el que obtiene la mayoría de votos electorales en el Colegio, lo que equivale a 270 votos o más de loa 538 totales; aquí radica la importancia del número de votos que posee cada estado, por ello es que se habla de que California con 55, Texas con 38 y Nueva York o Florida con 29 son “estados clave” para ganar la elección y, para muestra basta un botón, o dos en este caso; los republicanos George W. Bush y Donald Trump ganaron las elecciones de 2000 y 2016, respectivamente, a pesar de tener menos votos ciudadanos; y como todo, existe cierta oposición a este sistema bajo el argumento de que se priva de sus derechos a millones de ciudadanos americanos dando un peso desigual a los votantes de los estados menos poblados respecto de los más; según los datos de la Comisión Federal de Elecciones de EE. UU., un voto en el Colegio Electoral en Wyoming representa aproximadamente a 190.000 personas, mientras que un voto en California equivale a casi 720.000.[2]
Otro dato curioso es que, los electores pueden cambiar su promesa de voto respecto al candidato de su partido, es decir que votan por personas que no están en la boleta como ocurrió en 2016 y aunque esto no es decisivo en el resultado final, la Corte Suprema dictaminó por unanimidad hace algunos meses que, los estados pueden exigir a los electores que cumplan su promesa de apoyar a un candidato en específico; es por ello que, Trump pretende impugnar la elección empezando por los estados pues son la primera instancia para investigar posibles fraudes ya que, como bien lo mencionamos son cada uno de ellos responsables de los comicios en su territorio, esto imposibilita que -como nunca nadie en la historia- se tome en serio las declaraciones de invalidez del hasta hoy presidente; seguido a esto, es posible llevar una apelación a la Suprema Corte o bien, demandar a los estados ante la misma lo cual, sugiere una amplia existencia de pruebas contundentes para poder derivar en un posible fallo favorecedor al impugnante. Pasado el día de la investidura y toda vez que el presidente electo asuma el cargo, toda impugnación pendiente pierde validez.
Otro aspecto importante es que se han empleado métodos alternativos para que los ciudadanos pudieran ejercer el sufragio, no sólo se puede ir a votar a un centro de votación, lo que bien conocemos nosotros como casillas electorales, en este país, se cuenta con la figura del voto anticipado o voto postal, en 2016 el 21% de los votantes utilizó este método y este año ha sido ampliamente superado debido, con toda seguridad, a la pandemia: se habla de una cifra récord de poco más de 100 millones de votos anticipados.
Es así que, el sistema electoral estadounidense de la mano de sus ciudadanos decidió no continuar con el trumpismo… Está es una de las delicias de la democracia, directa o indirecta: la rendición de cuentas se plasma en la urnas y ahí podemos decidir si continuar con los mismos dirigentes u optar por la alternancia. Esto no lo deberíamos perder de vista como mexicanos en los próximos comicios federales y locales que ya están a la vuelta de la esquina.
Pese a los berrinches de Trump, el próximo 20 de enero veremos tomar protesta al nuevo presidente de Estados Unidos de América, “God Bless America.”
Sin lugar a dudas, Joe Biden y Kamala Harris ganaron, convirtiéndose ésta última en la primera mujer, primera persona de color y primera asiática americana en ocupar el cargo y eso lo celebro ampliamente ya que, dejando de lado la política y los intereses que hay de por medio; esto es un recordatorio para todas nosotras que luchamos día a día por hacernos un lugar, de que los límites están para romperse.
[1] Metro World News, Para Dummies: Las cifras que debes conocer al momento de las elecciones entre Trump vs. Biden. Link: https://www.metrolatam.com/hub/metro-world-news/2020/11/05/dummies-todas-las-cifras-debes-conocer-las-elecciones-trump-vs-biden.html
[2] Deutsche Welle, El Colegio Electoral de Estados Unidos: ¿Promesa de representación popular o sistema arcaico? Link: https://www.dw.com/es/el-colegio-electoral-de-estados-unidos-promesa-de-representaci%C3%B3n-popular-o-sistema-arcaico/a-55501387