Empieza una nueva época del año, diciembre llega al fin y sentimos desde hace días un cambio en el ambiente, la gente lleva consigo alegría y dicha mientras cada casa es decorada con los típicos adornos navideños. Poco a poco, cada uno de nosotros entra en esa ola emocional de felicidad que nos trae la Navidad
Pronto veremos a nuestras familias reunidas, tíos, tías abuelos y primos que no se ven más que en ocasiones especiales, todo el mundo ahora presente para pasar una maravillosa velada.
No se ustedes, pero yo, conforme se acerca la fecha no paro de imaginar cómo transcurrirá ese día o cómo es que vamos a disfrutar la cena, me emociona saber que mi familia, la que más quiero, estará junta bajo un mismo techo.
Nuestras Navidades son muy lindas y sé que, aunque estamos en pandemia, nada acabará con nuestro espíritu festivo. Y no soy ingenuo, me queda claro que el festejo no podrá ser igual al de otros años y no todos podremos reunirnos; que tendremos que tomar medidas extremas para proteger a los más grandes y no contagiarnos; que habremos de abrir todos los ventanales, aunque nos matemos de frío; que no podremos besarnos y abrazarnos; que casi que los regalos nos los aventaremos lo mismo que la cena, pero no me importa, sea como sea se que va a ser una experiencia divertida y llena de cariño.
Tenemos planeado lo mismo que hacemos cada año y es que en nuestra familia nos gusta seguir toda la tradición, empezamos con la posada, paseamos a los peregrinos mientras cantamos, pedimos posada, partimos la piñata y prendemos luces de bengala; después, a las 12 en punto, arrullamos al niño dios y nos felicitamos unos a otros, en ese momento olvidamos todos los malos momentos del año; luego hacemos una dinámica muy bonita, mi mamá prepara unas tarjetas con pensamientos que simulan algo que nos regala el niño dios y se reparten al azar, una de ellas dice que el niño dios decide irse con quien le toque porque es quien más lo necesita, de modo que nuestro niño ha pasado por un montón de casas porque se va durante todo ese año; y luego mi parte favorita, hacemos un intercambio de regalos, cada quien lleva un buen regalo y una porquería, ambos divinamente envueltos, y nos los peleamos, es divertidísimo; finalmente cada quien da sus regalos personalizados; de ahí, pasamos a cenar, para esto, como se podrán imaginar ya son como las dos o tres de la mañana, así que nuestras navidades acaban ya muuuuy temprano.
A veces somos muchos y en otras ocasiones nos reunimos pocos, pero siempre tenemos miembros bastante graciosos que no dejan que se apague el ambiente.
De todo, mi momento favorito es cuando estamos todos en el mismo lugar y empezamos a contar historias o recuerdos de nosotros sobre el año o cosas interesantes que merecen la pena ser recordadas, reímos sin parar.
Como notarán pasamos noches muy lindas, así que estoy realmente emocionado por ver como resulta esta Navidad después de un año tan horrible. Al fin está llegando a su fin el odioso 2020, esperemos que el que sigue sea mejor, aunque siendo honestos ¿creen que pueda ser peor que lo que ya pasamos?
Como sea, no me importa, ya no quiero pensar en la pandemia o en covids, hoy solo puedo decirles que ¡Amo la Navidad!