Basura, concepto muy amplio y a la vez tan simple para referirse a lo que ya no sirve. En el mundo se producen cerca de 228 mil toneladas de desechos por hora, el 30% no se levanta (según información del sitio de internet “Waste Atlas”) y su mayor sitio de depósito es el mar. Tiene su origen en el momento en que surgió la necesidad humana de vivir en grupo y la consecuente acumulación de cosas y la posterior exigencia de deshacerse de ellas. Esta exigencia ha trascendido hasta nuestros tiempos de manera incontrolable y la opción más viable para librarse de los desechos ha sido la de ocultarlos de muy diversas maneras (tirarla al océano, una de ellas).
El crecimiento exponencial de la raza humana y su alto grado de consumo, la evolución de la tecnología y la generación de artículos inorgánicas o artificiales como el plástico en sus diferentes tipos, han derivado en un incremento incontrolable en la producción de basura, ocasionando problemas ambientales y a la salud humana, por el acumulamiento de desperdicios que son depositados en lugares poco adecuados y cercanos a lugares de alta concentración humana.
Este es un problema mundial que se agrava en algunas regiones o países en que, como México, no se ha prestado una atención especial e integral. Según datos recientes de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), cada habitante de nuestro país genera, en promedio, 1.2 kilogramos por día, es decir, unos 430 anuales. Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), señala que 87 mil toneladas de basura se recolectan diariamente y se depositan en tiraderos, el 87% de estos son a cielo abierto y solo el 13% en rellenos sanitarios o con manejo especial; solo el 11% de lo recolectado se separa para un aprovechamiento posterior ya que aunque 46 de cada 100 hogares separa su basura, este esfuerzo se pierde más adelante, al no contar con un manejo adecuado de lo recolectado.
La Real Academia de la Lengua Española le da a la palabra “basura” diferentes significados: suciedad; lugar donde se tiran desperdicios y residuos; cosa repugnante o despreciable, e indica que coloquialmente la palabra es usada para designar algo que es de muy baja calidad (comida, contratos, etc.). En otras palabras, la usamos para referirnos a lo que ya no sirve o no nos gusta. ¿Cuántas veces hemos escuchado en nuestros hogares u otros lugares: “dale una barridita que está muy sucio o hecha esto a la basura que ya no sirve”? Estas acciones han provocado uno de los mayores problemas ambientales que sufre el planeta: “La gestión inadecuada de la basura”, problema que se incrementa en lugares o comunidades urbanas en donde el consumismo o poder de compra es alto (generalmente países desarrollados o ricos) y el objeto útil es mucho menor a los desechos generados al adquirirlo (empaques, envolturas, bolsas, etc.) En grupos o sociedades donde el consumo es bajo, la generación de basura también se reduce y se llegan a aprovechar mejor los desechos.
Incrementar el porcentaje de los objetos de consumo útil resulta una acción clave para solucionar el problema de la basura, pero también se debe trabajar en lo relacionado con la acumulación en puntos específicos (tiraderos) que impide que la naturaleza, con sus propios medios, pueda integrarla y reciclarla provocando un gran deterioro ambiental en muy diversas formas: alta concentración de lixiviados contaminantes que terminan en los acuíferos o ríos, la generación de malos olores, aparición de fauna y flora nociva, contaminación de productos agrícolas y piscícolas, por nombrar algunos.
En días pasados, fue denunciado en algunos medios de comunicación el grave problema de basura que enfrenta el municipio de Tulúm, Quintana Roo, cuyas consecuencias para sus habitantes y el turismo, principal fuente de recursos económicos del lugar, ya son evidentes. Pero este caso no es único ni aislado en nuestro país.
Tomando en consideración que la cantidad de basura se incrementa a medida que una sociedad consumista se desarrolla, puede esperarse que al final de esta cuarta transformación política, cuando haya más gente con dinero, producto de becas, apoyos, incentivos u otros títulos, que sin bien no aseguran su bienestar y desarrollo, si ocasionará un sensible incremento en la producción de basura con las consecuencias antes explicadas. Un “pueblo” con más recursos para el consumo, sin la previsión de gestión y destino adecuado de los mismos, se antoja catastrófico.
No solo promulgando leyes se alcanzará un mejor manejo de los residuos, se requieren acciones concretas y urgentes. Ante esto, me surgen dos cuestionamientos: ¿A qué tipo de bienestar quiere llevar nuestro actual gobierno federal a la población de este país? ¿Será que solo la entrega de dinero, sin importar el ambiente donde se vive, es el objetivo del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2024? Creo que, hablando de basura, urge una barrida a fondo de muchos funcionarios y legisladores carentes de una visión integral y conocimientos relativos manejo correcto de la basura y la protección medioambiental ¿Usted qué opina, estimado lector? Hasta la próxima.