“Haz un hábito de dos cosas:
ayudar; o al menos no hacer daño”. – Hipócrates
Dicen que las crisis revelan nuestra verdadera naturaleza, sin embargo, me rehúso a pensar que por algunos que estereotipan, juzgan o discriminan tengamos que generalizar; por el contrario, soy una fiel creyente de la grandeza humana, alguien que está convencida de ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío, aunque a veces parezca imposible, es vital para afrontar la vida y más aún, para enfrentar una situación atípica como la que vivimos hoy en día.
La mayoría vemos las cosas de lejos, algunos afortunados desde casa, otros desde sus centros de trabajo por ser definidos como sectores esenciales… fácilmente caemos en las garras de la desesperación y la constante queja, especulamos y nos lamentamos aún más por lo que viene, algunos otros juzgamos a aquellos que salen porque ponen en riesgo a los que no, otros más discriminan sin sentido y sustento a los únicos que realmente se están jugando todo por nosotros.
La discriminación, en cualquiera de sus formas, es inadmisible, brota como la verdadera pandemia que hay que atacar en tiempos en los que todos deberíamos unir fuerzas y sumar quedándonos en casa, yendo a nuestro centro de trabajo para cumplir con lo esencial que necesita la sociedad, ayudando, siendo humanos y, sobre todo, asumiéndonos como lo que somos, como iguales…
Esta pandemia nos ha expuesto pues, a un remolino de emociones, porque mientras todos nosotros hacemos lo que sea que estemos haciendo, hay personas que realmente se encuentran en el frente de batalla; es en este ir y venir de ideas y prioridades, que dejamos en el medio, vulnerable y desprotegido, a un sector fundamental que convive cara a cara con el virus, estos héroes sin capa pero con bata que arriesgan su integridad física no solo ante el virus sino ante las agresiones de quienes, por ignorancia y miedo, les agreden, señalan, condenan y denigran. Y pese a todo, tienen firme y presente su compromiso: velar por la salud de sus pacientes sin importar nada más.
He tenido la oportunidad de convivir con profesionales de la salud que puedo llamar amigos y, por ello, quise aprovechar el alcance de mi pluma para ser la voz de todos ellos, representados en esta ocasión por una gran amiga y excelente profesional, la Química María Fernanda Vallejo Villalobos quien describe esta pandemia como: “un reto personal, profesional y social que nos pone a prueba como seres humanos”.
Como jefa del Laboratorio Estatal de Salud Pública en el estado de Puebla, tiene una gran responsabilidad en términos de entregar resultados oportunos y confiables para la detección del virus SARS-CoV-2 causante de la enfermedad COVID-19, destaca que el trabajo en equipo, la comunicación efectiva y el compromiso profesional han sido la clave para aguantar la carga de las últimas semanas. Su posición es clara: “A pesar de las adversidades a las que nos enfrentamos día con día, los profesionales de la salud salimos de casa con el único objetivo de, aportar al diagnóstico y al tratamiento oportunos de la sociedad”.
Ella comparte que en el ámbito personal han sido semanas complicadas lejos de su familia y amigos, pero que a la par rescata la solidaridad y el apoyo que le han mostrado desde la distancia, comprometiéndose con las medidas adoptadas y remarca lo orgullosa que se siente por ello. Y cómo no hacerlo, si es la forma que todos tenemos de aportar nuestro granito de arena y mostrar respeto ante esta gran suma de esfuerzos.
Afortunadamente ella no ha sido víctima de discriminación, pero algunos de sus colegas sí, y lo atribuye a la desinformación con lo que concuerdo totalmente. Lamentablemente, como ella dice, las redes sociales como generadoras de opinión pública, son armas de doble filo. Las famosas fake news nos juegan en contra (pero este tema da para un artículo completo posteriormente). Ante esta desinformación y la difícil gestión de los recursos ante las autoridades, Fer se muestra optimista, lo ve como una excelente ocasión para identificar áreas de oportunidad, que permitan a las autoridades destinar de manera eficaz y transparente los recursos a servicios prioritarios, no solo en el marco de la pandemia sino en todo momento porque, aunque actualmente los ojos de todos están en COVID-19, las demás enfermedades no paran y no se debe bajar la guardia.
“Somos una suma de esfuerzos. En estos momentos no hay lugar para el egoísmo, mucho menos para el oportunismo. Soy una creyente de la bondad del ser humano. Que lo que das es lo que recibes. Me siento afortunada de estar al frente de un laboratorio en donde se trabaja con calidad, empatía y siempre buscando el bien común.”
Es con estas frases de mi amiga, una de tantas héroes anónimas, que destaco el optimismo y la actitud con que enfrentan esta crisis sanitaria pese a lo duro de la realidad, de las extensas jornadas de trabajo y de los riesgos que corren.
Y va más allá, rescata lo positivo de esta realidad como recordatorio de que, aunque aún hay personas allá fuera que lo toman a la ligera, siempre hay esperanza de cambio, siempre hay motivo de lucha, siempre hay un aliciente para regresar al laboratorio, hospital, oficina, consultorio, y tratar de hacer una diferencia, dejando de lado lo negativo y la discriminación de que son sujetos, porque resulta que están librando una batalla más importante, salvar la vida de todos, salvar la que puede llegar a ser tu vida.
Ya lo decía Mahatma Gandhi, “voy a seguir creyendo, aún cuando la gente pierda la esperanza; voy a seguir dando amor, aunque otros siembren odio;.. y transmitiré alivio, cuando vea dolor; y aún en medio de una tormenta, por algún lado saldrá el sol; y en medio del desierto crecerá una planta. Siempre habrá un pájaro que nos cante, un niño que nos sonría y una mariposa que nos brinde su belleza”… Y yo agregaría: o un profesional de la salud que esté ahí para aliviar nuestro dolor o hacernos más llevadera la enfermedad en medio de esta pandemia.
Agradezco especialmente a la Química María Fernanda Vallejo Villalobos por su colaboración para el contenido de esta entrega, pero también a todos los trabajadores de la salud que están en esta primera línea de guerra.