Hasta el día de hoy, el Mundial nos ha sorprendido, por diversas razones, tanto en la cancha como fuera de ella. Desde la eliminación de los favoritos Argentina, España y Alemania, campeona en la pasada Copa Mundial del 2014, quedando, incluso, en último lugar del grupo F por detrás de las selecciones de Suecia, México y Corea del Sur; hasta los desmanes públicos de varios aficionados mexicanos que, viajaron a Rusia para apoyar a nuestra selección, luciéndose con su comportamiento del otro lado del mundo.
Una sorpresa interesante es el cambio de decisiones del arbitraje gracias al equipo de Video Asistente Arbitral (VAR). En lo que llevamos de la justa mundialista se han marcado 9 penales gracias a esta nueva tecnología. Un ejemplo de ello lo vimos durante el partido Marruecos vs España. La selección marroquí se alzaba con la victoria y, en el minuto 91, España colocó un gol que fue inmediatamente anulado, sin embargo, al hacer uso del VAR la decisión fue rectificada y, con ello, el equipo español logró su pase a la segunda fase como líder del grupo B.
Otra maravilla de este Mundial ha sido la participación de la selección de Islandia, que participa por primera vez en este magno evento, con un equipo que aunque no está integrado por estrellas, ha demostrado una garra impresionante al lograr clasificar para su primer Mundial, sobre todo si consideramos que es un país con solo 330,000 habitantes, lo que quiere decir que es el que menos habitantes tiene de todas las demás naciones que se dan cita en este gran evento.
El comportamiento de nuestra afición, si bien ya no nos causa asombro, no deja de ser digno de mención. En esta Copa del Mundo, no solo los sombreros de charro, las máscaras de luchador, y el verde, blanco y rojo han identificado a los mexicanos. Su pasión y excesos han sido motivo de crónicas positivas y negativas en la prensa internacional.
La pasión, alegría y creatividad de los mexicanos les ha valido ser considerados la “mejor afición del mundo” según la FIFA, pero también el exceso de euforia y, calculo, de alcohol ha derivado en mil y un desfiguros.
En otros Mundiales hemos llegado al punto en que nuestro gobierno ha tenido que ofrecer disculpas a los países anfitriones por nuestro comportamiento. Estas historias van desde aquel compatriota que, en Francia 1998, tuvo la brillante idea de orinar y, con ello, apagar la llamada “Flama eterna” que había permanecido encendida desde 1921; o aquella en el Mundial de Corea y Japón 2002, cuando un mexicano que, mientras viajaba en el tren bala, presionó el botón de emergencia y, por primera vez, en su historia tuvo que detenerse; o cuando en Sudáfrica 2010, un grupo de mexicanos decidió ponerle un sombrero charro a una estatua emblemática de Nelson Mandela; y como olvidar Brasil 2014 cuando un connacional en estado de ebriedad decidió aventarse al mar desde el crucero en el que iba, sin que volviese a saberse de él.
Nuestra participación en Rusia no ha quedado libre del escándalo. Hemos derrochado “educación”. Días antes de empezar el Mundial, protagonizamos peleas en varios bares de Moscú; luego se desató gran revuelo ante la supuesta desaparición de un mexicano que, por tres días, no dio rastros de vida, mientras su esposa desde México movió redes sociales, al gobierno mexicano y éste, a su vez, al gobierno ruso para encontrarlo. Tras su aparición y las investigaciones pertinentes, se supo que nuestro lujurioso amigo no había sido secuestrado, como se creyó en un principio, sino que se había hospedado amistosamente con una guapa joven originaria del país anfitrión.
En cuanto al desempeño de la selección mexicana puedo decir que nos hizo pasar por todos los estados de ánimo. Nos ilusionamos con la victoria de México sobre la Alemania de Joachim Löw. Luego vino la gran decepción durante el juego contra el equipo sueco y nuestra derrota 3 a 0. El entusiasmo volvió con el triunfo de Corea contra la selección germana, lo que nos colocó de nuevo en la jugada, permitiéndonos pasar a octavos de final. Finalmente, nos quedamos después de jugar contra Brasil, en el ya “maldito” cuarto partido por séptimo Mundial consecutivo. Siento una inmensa tristeza por nuestra derrota. México se retira del mundial y con ello se diluyen, también, las esperanzas de millones de mexicanos. Porque, nos guste o no, lo aceptemos o no, somos mayoritariamente guadalupanos y futbolistas.
Para finalizar, quiero decir que estoy seguro que nuestras limitaciones como mexicanos, tanto en el juego como en la vida, son más mentales que técnicas o físicas. Soy un firme creyente de que cuando se quiere se puede. Hoy vi a la mejor selección que ha tenido este país.