La democracia es una realidad en México, la jornada electoral que vivimos fue una prueba que se escribió en las páginas de nuestra historia, no solamente por los millones de ciudadanos que salieron a votar, sino también por el respeto al estado de derecho que prevaleció durante la jornada electoral. Me refiero a las instituciones que bien comandadas principalmente por el Dr. Héctor Díaz, quien realizó una extraordinaria labor como fiscal electoral, pero también hay que celebrar la actitud civilizada y democrática de la población, especialmente, en las zonas calificadas de alto riesgo en el mapa electoral.
Lo anterior abona, por supuesto, para que México avance por el camino correcto. Ahora depende de nosotros, los mexicanos, hacer de nuestro querido país una potencia. Para ello, es necesario sumar fuerzas, es decir, mantenernos unidos bajo un mismo propósito que pienso es prioritario: alcanzar el mejoramiento de nuestra fuerza productiva para obtener la prosperidad y paz que todos anhelamos.
En efecto, los desafíos son de alto calibre, el diagnóstico fue contundente. Es necesario recomponer el tejido social, hay que reconocer que cada día, en nuestro país, hay más ciudadanos que tienen menos y son también menos, los que tienen más; somos la segunda nación con mayor desigualdad social en el continente y, más allá de la frialdad de los números, el hambre constituye el motivo principal de discordia, enfrentamiento y delincuencia.
En este sentido, la economía es el principal factor a ser atendido. El TLCAN está en riesgo y, por tanto, se vuelve necesario trabajar en mantener las negociaciones y establecer a la brevedad consensos con el Poder Legislativo, de no ser así, es posible que miles de empresas norteamericanas migren hacia otros países en búsqueda de mayor certeza comercial, lo cual afectará gravemente el empleo, la inversión extranjera directa y la estabilidad económica de nuestro país.
Ante ello, se requiere también trabajar urgentemente en la capacitación y mejora de la mano de obra mexicana; incrementar la producción agricultura; potencializar la infraestructura; mejorar la calidad educativa; fomentar el turismo y priorizar la seguridad perfeccionando el sistema penal acusatorio. Todo ello, podría contribuir a mediano plazo, a generar mayores niveles de empleo y mayor prosperidad.
Finalmente, hay que creer en la democracia, en el México que todos queremos, en el futuro que podemos construir juntos, en el proyecto de nación que viene y en las instituciones que hemos formado como ciudadanos. En otras palabras, como decía nuestro connacional futbolista mexicano: “hay que imaginarnos cosas (…)” pero coincidirá usted conmigo que pasar del imaginarnos al lograrlo, depende únicamente de nosotros.