El gobierno de Andrés Manuel López Obrador se enfrenta a varios retos políticos y económicos, pero quizá uno de los más urgentes a resolver es la epidemia de feminicidios que azota a México con cifras y casos históricos. ¿Qué debe hacer el nuevo régimen para hacerle frente a los asesinatos violentos de mujeres?
México atraviesa por una epidemia de feminicidios; las mujeres entre 15 y 35 años tienen más probabilidades de ser violadas o asesinadas que de enfermarse de cáncer o contraer VIH. A pesar de los casos históricos por su crueldad y frecuencia, la mitad de la población mexicana describe al feminicidio como “el asesinato de una mujer”, pero sin tomar en cuenta las condiciones que, precisamente, le dan ese carácter de feminicidio: el género. En pocas palabras: cuando se mata a una mujer por el hecho mismo de ser mujer.
En un comunicado de prensa titulado “Deja EPN el peor contexto de violencia contra las mujeres en México”, el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios (OCNF), organización conformada por 40 organizaciones de 22 estados del país dedicada a defender los derechos de las mujeres, sentencia que las políticas públicas e instancias encargadas de prevenir, atender, investigar y sancionar la violencia contra las mujeres, han sido ineficientes y sin perspectiva de género.
En total, entre 2012 y 2017 el OCNF registró 12 mil 796 asesinatos de mujeres, de los cuales solo en el 22 por ciento se iniciaron investigaciones como feminicidio. Por su parte, en lo que va del año se han contabilizado 625 víctimas, lo que significa un crecimiento de 10 por ciento en comparación con lo registrado en los primeros nueve meses del año 2017, cuando se registraron 568 víctimas, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Pero antes de intentar luchar contra esta epidemia, la pregunta que deberíamos hacernos tanto nosotros como el nuevo gobierno es ¿por qué está sucediendo esto y qué se debería hacer en términos más profundos? es decir, una estrategia integral que no se quede sólo en la superficialidad de los discursos.
Jimena Vilchis Cordero, quien fue directora de Derechos Humanos de las Víctimas y Agenda de Género de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), explica que, en primer lugar y para poder aproximarnos a una visión coherente respecto a las fallas que ha tenido el gobierno mexicano para frenar dicha epidemia, es importante tomar en cuenta que erradicar la violencia contra las mujeres es una tarea compleja que requiere de políticas integrales y medibles en el tiempo.
A continuación, de acuerdo con Vilchis, algunas de las medidas que se han omitido en los últimos años y que se deberían tomar en cuenta durante el presente sexenio:
- Visibilizar la situación de violencia extrema que viven las mujeres en el país, esto es, aceptar que se trata de un problema de salud pública, que requiere atención prioritaria. Esto es, pasar del discurso a la acción de una política nacional para la atención del feminicidio.
- Generar una política articulada de acceso a la justicia para las mujeres, que cuente con los recursos necesarios para llevar a cabo investigaciones eficientes desde una perspectiva de género y las correspondientes sanciones a los responsables. Como en muchos otros delitos, la impunidad imperó en los casos de feminicidio, minimizando la dimensión de la problemática.
- Para que existan políticas públicas se requiere presupuesto y hasta el momento, no hay presupuesto suficiente para atender la problemática y el poco presupuesto existente fue ejercido de manera superficial.
- Tomar acciones desde el ámbito educativo para deconstruir la misoginia y machismo persistente en la sociedad mexicana, de manera particular en las niñas, niños y jóvenes.
AMLO tiene un enorme reto en sus manos, pero llega en un momento de crisis, propenso para un cambio de paradigma.