Desde el año pasado, además de la delincuencia organizada y los ínfimos niveles educativos, los jóvenes mexicanos tuvieron que empezar a acostumbrarse a vivir en un país de desempleo. Cualquier joven de 35 años o menos sabe de un amigo, primo o conocido que no tiene chamba. Y el panorama para este 2019 no pinta nada bien.
El presidente nacional de la Comisión Mexicana de la Juventud (COMJUVE), Víctor Torres López informó que, de acuerdo con datos del INEGI, el número de jóvenes que ni estudian ni trabajan, mejor conocidos como “Ninis”, tuvo un aumento de 78 mil durante el primer trimestre de 2018 y el primero de 2019.
Esto significa que la tasa de desempleo subió 3.6% entre la población económicamente activa (PEA), además de que la tasa de informalidad laboral fue de 57.1%, es decir, un 0.2% más respecto a marzo de 2018.
Y no hay que ser un genio para entender que la política de austeridad implementada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) oscurecerá aún más el panorama. Por ejemplo, en lo que va del año, muchas empresas que dependen de la publicidad han tenido que hacer recortes significativos por la falta de clientes, que a su vez cuentan con menos presupuesto. Y así en todos los rubros y áreas.
Esto ha dejado sin trabajo a los más vulnerables: los jóvenes, quienes son vistos en el mundo laboral como los que menos experiencia tienen. Pero ¿cómo van a tener experiencia si a duras penas sobreviven un año o un par de meses en un trabajo?
Y los datos lo confirman: De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desempleo entre los jóvenes equivale al 7%, es decir, casi el triple de la desocupación laboral entre los adultos. Noemié Feix, oficial nacional de empleo de la OIT, afirmó al presentar el reporte sobre Panorama Laboral 2018 en América Latina y el Caribe que uno de los grupos más vulnerables en el mercado laboral mexicano, son los jóvenes.
Aunque el desempleo juvenil en México presenta una de las tasas de desocupación más bajas de la región, para los jóvenes de 15 a 24 años, si se considera nada más las tasas de México a nivel nacional, esa tasa sigue siendo casi al triple de la de desocupación de los adultos.
Y no sólo eso, aun cuando los jóvenes encuentran trabajo, son inscritos como becarios. El titular del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo, denunció el mes pasado que existía una serie de irregularidades por parte de empresas que inscribieron a personal como becarios del programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” para ahorrarse el dinero de la nómina.
Esto significa que se le está dando un uso ilegal del programa de becarios, donde empresarios prefieren que el gobierno pague a sus empleados para hacerlos pasar por jóvenes desempleados.
Y hablando de los jóvenes “afortunados” que sí tienen un trabajo estable, la cosa tampoco mejora, pues en México el comercio informal deja más que los profesionistas que estudiaron una carrera. De acuerdo con el estudio “Tendencias del Empleo Profesional”, de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), una persona que trabaja en el comercio informal puede ganar más de 15 mil pesos mensuales, más de lo que gana un profesionista egresado de carreras como Ciencias Biológicas, Arquitectura, Urbanismo, Diseño y cualquier otra perteneciente a las áreas de Humanidades y Artes.