En una sociedad gobernada pasivamente por mercados libres y elecciones libres, la codicia organizada siempre derrota a la democracia desorganizada.
DEMOCRATIZAR
“Los disturbios sociales comienzan a ser percibidos por los mercados financieros y la economía como un posible desencadenante para la famosa crisis de 2020: manifestaciones, aumento de la deuda pública, crisis presupuestaria, redirección de la deuda privada a pública, austeridad, pérdida de confianza de los actores económicos y financieros, quiebras generalizadas y, finalmente, más manifestaciones de protesta. Las primeras víctimas serán las compañías zombie mantenidas artificialmente vivas bajo el pretexto de la preservación de los empleos y los riesgos de un contagio por el sistema financiero en su conjunto.
Los mercados financieros insisten en desdeñar el trasfondo político del conflicto. Estas protestas se ven cada día más como revolucionarias, y aquí ‘revolución’ significa que se pasa de la prevalencia de la economía (como dicen los tecnócratas) a la política. Unas pocas concesiones sociales aquí y allá pueden no ser suficientes para calmar toda esta ira, una ira que creemos surge de la brecha creciente entre una percepción del mundo, permitido por Internet y las nuevas tecnologías, que se abre a la humanidad (un mundo abierto, sin restricciones, informado, fluido, compartido, gratuito, democrático, ágil, ‘empoderador’, etc.) y las restricciones establecidas por los realmente poderosos en el camino hacia este futuro.
Peor aún, las personas tienen la impresión bastante justificada de que están siendo privadas de la varita mágica que habían encontrado (el efecto de ‘la revolución del Internet al terror del Internet’, que a menudo hemos anticipado), donde el espacio de libertad y poder que se abrió a la humanidad en la década de 1990 se ha transformado desde entonces en un centro comercial gigante propiedad de una veintena de empresas privadas (GAFA estadounidense y china BATX). En este gigantesco centro comercial, el papel de los gobiernos parece ser garantizar, a través de sus leyes, que las cámaras y los instrumentos están instalados para evitar que los agitadores pongan en peligro las ganancias. El internet prometió una democracia global descentralizada y electrónica, y en realidad no es más que un gigantesco centro comercial electrónico.
De modo que la gente tiene suficientes razones para sentirse estafada, especialmente cuando ha escuchado durante 30 años que debemos cambiar el modelo económico para preservar la vida en la tierra.
ASFIXIA EN TODOS LADOS
“A pesar de sus aparentes diferencias, estas expresiones de ira son, en nuestra opinión, una reminiscencia de la inmensa crisis democrática sistémica que está arrasando el mundo. Un sistema de partido único en China que excluye la democracia, el marco sofocante y la complejidad del bipartidismo estadounidense que cada vez más marca una disparidad entre los votos emitidos y el resultado de las elecciones, un fracaso en la democratización europea de la toma de decisiones, denuncias de corrupción y culto a la personalidad (líderes populistas) en los antiguos países del bloque soviético, demandas de independencia que no pueden prosperar en nuestros sistemas políticos supuestamente intransitables.”
¿ES EL CRECIMIENTO ECONÓMICO LA ÚNICA SOLUCIÓN?
“En esta etapa (de disturbios sociales estallando en muchas partes), toda ‘solución’ se basa en aumentos de crecimiento, a menudo combinados con la implementación de regímenes socio-liberales autoritarios (Hungría, Polonia, etc). Pero en un sistema globalizado, la idea de que el solo crecimiento económico puede acarrear paz social, es engañosa y las decepciones son inevitables. En primer lugar, porque el crecimiento no puede ser en todas partes y todo el tiempo. En segundo lugar, porque los países con un fuerte crecimiento (India actualmente, pero también Brasil, Chile, Bolivia y Argentina hasta hace poco) a menudo se redistribuyen mal y, por lo tanto, el efecto positivo no se muestra. Finalmente, porque el crecimiento no es el futuro de nadie en un mundo donde la demografía se está desacelerando y los recursos se están reduciendo, a menos que se construya sobre el modelo de crecimiento no material que el Internet ya ha adoptado o revolucionado la forma en que se calcula la riqueza (desarrollos que son lentos en aparecer).
Brasil, India, China, Rusia, Argentina, los principales países emergentes que impulsaron el crecimiento mundial en 2010 han visto disminuir su crecimiento desde entonces, y sus regímenes políticos se endurecen o son despreciados al mismo tiempo, a veces más allá de cualquier razón, como en India o Brasil.” https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/FMfcgxwGBmsnCmKjQplMLxnXPnzznzsz?projector=1&messagePartId=0.1
¿CAMBIO POLÍTICO?
Una posible explicación para este estallido simultáneo de tantos sistemas y estructuras. “Las protestas populares están creciendo y multiplicándose: desde la primavera árabe, Occupy Wall Street, Indignados, Maidan, votos populistas, los chalecos amarillos, Iraq, Argelia, manifestaciones contra el calentamiento global, Hong Kong, Líbano, Venezuela, Chile, Ecuador, Bolivia, las furias feministas en México, etc. Las calles están en llamas, los mercados se tambalean y las únicas explicaciones que se dan son la pobreza, la creciente disparidad, los impuestos, etc. O sea, ‘la economía’, por supuesto. Lejos estamos de descartar el factor económico en la protesta popular: como en cualquier revuelta, el desencadenante es claramente económico. Pero cuando el descontento comienza a parecer una tendencia mundial cada vez más amplia y profunda, es pertinente comenzar a identificar el proceso revolucionario dentro de él. Una revolución corresponde a la necesidad de un ‘cambio de régimen’. Anticipamos que la marea revolucionaria que actualmente se extiende por todo el mundo solo comenzará a retroceder de manera sostenible cuando se pongan en marcha los primeros modelos democráticos modernos. Sin embargo, en nuestra opinión, las condiciones son menos favorables que nunca para presenciar el advenimiento de esto, un proceso que podría tomar otros veinte años. Mientras tanto, seremos testigos principalmente de la ‘tecnologización’ (a través de Big Tech, la inteligencia artificial y la cadena de bloques o blockchain) del control de la opinión pública bajo la creciente presión de los actuales intereses financieros, económicos y políticos, con todos los abusos, represalias, manipulaciones y guerras de opinión de que conducirá a la falta de control democrático de esas herramientas.” https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/FMfcgxwGBmsnCmKjQplMLxnXPnzznzsz?projector=1&messagePartId=0.1
NUEVAS TECNOLOGÍAS
“Las nuevas tecnologías permiten hacer lo que ninguna democracia nacional es capaz de hacer: democratizar la compleja arquitectura de gobernanza que rodea a cada ciudadano: local, regional, instituciones nacionales, supranacionales e incluso multinacionales privadas y grandes tecnologías que realizan funciones para servicio público. Al final, será necesario encontrar una manera de democratizar este complejo sistema de gobierno y conectarlo directamente con cada ciudadano, aunque solo sea para calmarlo”.