Quince días previos a la realización de este artículo fui testigo de una serie de eventos que van de la mano y me mostraron una realidad que, si me la hubieran contado, no la hubiera creído. Trataré de explicar en 10 puntos todo lo que vi y escuché:
UNO
APARECEN CIENTOS DE COMPRADORES DE CUBREBOCAS. Recorriendo mis grupos de ventas en redes sociales me di cuenta de que muchas personas ponían a la venta cubrebocas. Llamó mi atención que una mujer puso un anuncio que decía “¿Alguien que venda 200 000 cubrebocas? ¡¡URGE!!”. Pensé “¡que locura! ¿Para qué querrá tantos?” Las cantidades solicitadas iban en aumento al punto que otra persona pedía 12 millones de cubrebocas tricapa. Decidí escribirle y averiguar más. Me comentó necesitaba 3 millones por semana hasta completar los 12, que se haría un contrato para definir los pagos pero que necesitaba saber si podía cumplir con su encargo porque debía definir a la de ya pues tenía en pendiente un contrato con el gobierno (nunca especificó si municipal, estatal, federal).
DOS
FÁBRICAS DISEÑANDO CUBREBOCAS SIN LAS CONDICIONES NECESARIAS PARA LA ELABORACION DE MATERIAL MÉDICO. Me di a la tarea de buscar primero en la industria poblana quienes estaban haciendo cubrebocas, preguntando por aquí y por allá, me comuniqué con el dueño de una textilera quien aseguró tener la capacidad de producción y permiso de COFEPRIS a un costo de venta de $3.90 por pieza; solicité muestras. Al otro día fui a la planta, el gerente que ya era una persona mayor me dio un recorrido por el lugar: había 2 secretarias, 6 costureras, máquinas de bordado y de impresión, 3 mesas de corte y telas de piso a techo. Las costureras trabajaban a marchas forzadas, sin cubrebocas, guantes y ningún equipo de protección, además que hacían el plisado de los cubrebocas al cálculo. Me dieron 3 muestras de varios modelos, incluyendo unos de tela deportiva, pero no pude encontrar 2 iguales. La improvisación en su diseño era evidente.
TRES
A LA VENTA LOS PERMISOS DE COFEPRIS. Busqué más fábricas. En otra, me recibió el dueño y me dijo que el hacía sabanas, que tenía contrato con una tienda de autoservicio mayorista, pero que con esto de que todo México buscaba cubrebocas se había aventurado a hacerlos pero que, definitivamente, no podía comprometerse a nada porque la materia prima se estaba terminando y la tela encarecido; que no tenía resorte ni tampoco permiso de COFEPRIS porque la persona que los vendía en $10,000 (el trámite cuesta menos de $2000) ya no estaba en el cargo y quien llego había subido el precio a $400,000. Mismo recorrido por la planta, los cubrebocas previos a ser cortados estaban apilados en el suelo, nadie tenía equipo de protección, eso sí, esta planta estaba más limpia y una vez terminados los metían en unas bolsas como de basura transparente, estos eran de doble capa sin plisar, diminutos, sin control de calidad. El costo ese día era de $3.50 la pieza, pero me especificó que la semana anterior costaban $2.50 y la que seguía seguramente subirían.
CUATRO
LOS MISTERIOSOS CONTACTOS CASTIGAN EL PRECIO. La mujer de los millones de cubrebocas me decía que ese mismo día podíamos firmar contrato y yo recibir el adelanto si aceptaba el pago de tres pesos por pieza. Como verán no había manera de conseguirlos en esa cantidad. De nuevo volvió a llamar preguntando por cubrebocas N95 con certificación NIOSH. Contacté a varios fabricantes fuera del país, el precio ahí era de $69. Para este entonces ya me habían mandado mensajes más personas buscando los mismos productos, misma urgencia, mismo ocultamiento de información sobre hacia quien iba dirigido el producto, siempre mencionaban era para “gobierno” pero sin mayor especificidad.
CINCO
EL REGATEO. En cosa de horas los precios fluctuaban, uno de los proveedores chinos me elevó el precio a un dólar más; lo mismo pasaba con los fletes. Los que me pedían el producto regateaban o me solicitaban nuevas cotizaciones de productos de menor calidad. Incluso uno de ellos me llegó a decir que había los había conseguido en $1.80.
SEIS
NUEVOS ARANCELES. Los agentes aduanales me comentaron que por este producto había que pagar 10% de arancel y 16% de impuestos cosa que no sucedía. Resulta que desde que el Covid-19 fue declarado pandemia, el gobierno mexicano impuso estos cobros para estos productos al clasificarlos como textiles y que, además, solicitaban el registro o licencia sanitaria de COFEPRIS.
SIETE
TIEMPOS CADA VEZ MÁS LARGOS. Seguían solicitándome cotizaciones más específicas (cubrebocas plisados de tres capas, con puente nasal, termoselladas), les urgían millones, pero ahora también buscaban batas, gorros, botas, guantes estériles y sin esterilizar. Los precios subían radicalmente de una mañana a otra, hasta que un buen día, algunas de estas empresas en China me alertaron que el gobierno había tomado el control de sus fábricas para surtir pedidos de países, por lo tanto, estaban inhabilitados para tomar cualquier otra orden y que, aunado a ello, las filas para poner en aviones paquetes era de cinco a siete días. Varias empresas de paquetería me confirmaron lo dicho. Y, sin embargo, algunos de los compradores me decían que ya habían conseguido ser surtidos en menos de una semana.
OCHO
MAFIA CHINA. Dudé de mi capacidad e información. No podía creer que alguien pudiera surtir sus pedidos en una semana y, aún más, siendo importados. La explicación, parte del tráfico de estos productos de urgente necesidad dada la emergencia sanitaria por parte de mafias chinas que están inundando los mercados de ¡cubrebocas piratas!
NUEVE
LOS VENDEDORES DE PRODUCTOS SIMILARES. Por supuesto que no solo he recibido llamadas de compradores, también me han buscado vendedores que son algo serio. Me han ofrecido gel antibacterial artesanal, el cual traduzco como hecho en la cochera de alguien, todo un cultivo de bacterias, pero que funciona igualito que el de laboratorio, solo que es más barato. También me han ofrecido mascarillas para uso industrial y que solo son para evitar la inhalación de polvo, pero que afirman funcionan igual que las N95 y son más baratas.
DIEZ
ESPECULACIÓN Y TRÁFICO QUE PONEN EN RIESGO A LOS TRABAJADORES DE LA SALUD. Todos estos relatos podrían llevarnos a pensar que “los compradores” son solo especuladores tratando de acaparar el mercado con un producto que está próximo a ser indispensable, algunos los llamaran visionarios; pero también queda en evidencia que, si estos “contactos” como dicen, desde hace 15 días, están surtiendo al o los gobiernos en México, tenemos que nuestros equipos de médicos, enfermeras, etc. estarán atendiendo enfermos con insumos defectuosos que pondrán en riesgo su salud y vidas.