Es un lugar común decir que los jóvenes son el futuro de nuestros países y de nuestras sociedades. Y no es una asunción gratuita: en México, las personas de entre 15 y 29 años representan el 24% de la población total y el 30% del padrón electoral (18 a 29 años). Es decir que si la mayoría de las personas jóvenes acudieran a votar tendrían altas posibilidades de definir el resultado electoral. Sin embargo, en México, sus porcentajes de participación no superan la media nacional, salvo en los primovotantes. Después de su primera experiencia en las urnas, los porcentajes de votación de la juventud caen muy por debajo del promedio general. Estas tendencias han sido consistentes desde 2009.
Es relevante, entonces, poner atención a los motivos por los que las y los jóvenes se alejan de las urnas, y quizá, de lo público. Veamos algunos datos y casos relevantes.
De acuerdo con el Latinobarómetro 2023, en México, un poco más de un tercio de la población apoya la democracia (35%), casi otro tercio es indiferente (28%) y otro tercio más, podría aceptar una opción autoritaria (33%). Para el caso de las personas más jóvenes (de 15 a 25 años), la tolerancia a un gobierno autoritario es ligeramente mayor respecto a los otros grupos de edad y también lo es el apoyo a la democracia. Es decir, que tienen el menor número de indiferentes. Resulta contraintuitivo pensar que quienes abogan por ampliar los márgenes de libertad en su vida personal y desafían el estado de cosas sean quienes podrían tolerar, en mayor medida, un gobierno autoritario. Seguramente se debe a que, en su experiencia cercana, no tienen referentes sobre la forma en que el autoritarismo limita la vida personal.
En Reino Unido, la decisión sobre la permanencia del país en la Unión Europea fue decidida mayoritariamente por votantes mayores de 65 años. El Brexit, como se le conoció, tuvo los siguientes resultados: 52% de los electores optaron por salir y 48.1% por permanecer, con un porcentaje de participación de 72.2%. De un universo de 33 millones 551 mil votantes, la diferencia significó 1 millón 269 mil 501 sufragios. Encuestas previas habían anticipado que el 75% de las personas de entre 18 y 24 años estaba a favor de permanecer en la Unión Europea; mientras que el 61% de quienes tenían más de 65 años optaban por la salida. ¿Por qué la opción electoral de las personas jóvenes, siendo tan contundente, no determinó el resultado? Porque su participación fue significativamente menor a la de otros grupos poblacionales. El porcentaje de las y los jóvenes de entre 18 y 39 años que votó fue de 64.5%, inferior al promedio general en 7.7 puntos, mientras que otros segmentos sí lograron superar el promedio de votación, particularmente, las personas de 55 a 64 años, con 74% de participación, y las mayores de 65, que lo hicieron en 90%.
Sin embargo, en Chile, en 2021, sucedió algo distinto. El 21 de noviembre de ese año, tuvieron lugar elecciones generales cuyo resultado llevó a la celebración de una segunda vuelta, el 19 de diciembre. En el primer ejercicio democrático, el candidato José Antonio Kast, postulado por el Frente Social Cristiano, obtuvo el 28% de los votos, mientras que Gabriel Boric, del pacto Apruebo Dignidad, alcanzó 26%. Dado que ninguno obtuvo la mayoría absoluta, se requirió una nueva ronda electoral. En ella, los resultados se invirtieron: Boric logró 56% de los votos, mientras que Kast se quedó con 44%. El vuelco en las preferencias, de acuerdo con artículos académicos, se explica debido a que el candidato ganador logró atraer a nuevos votantes que se habían abstenido de hacerlo en la primera vuelta. Notablemente, el segmento de votación que mayor diferencia favorable otorgó a Boric fue el de 18 a 30 años y, particularmente, las mujeres.
La mayor participación juvenil también otorgó, en forma sorpresiva, el triunfo que llevó a Javier Milei a la presidencia de Argentina. Al igual que en Chile, había quedado en segundo lugar en la primera vuelta. En la siguiente vuelta, obtuvo una ventaja de casi 11 puntos porcentuales sobre Sergio Massa, postulado por el peronismo. De acuerdo con encuestas, casi 7 de cada 10 votantes menores de 24 años optó por Milei, y también recibió el apoyo del 54% de quienes tenían entre 25 y 34 años. El resto de los grupos etarios votaron mayoritariamente por Massa. Así, no es exagerado decir que el presidente argentino debe su triunfo al voto de las personas jóvenes.
Lo que quiero destacar, en estos casos, es que el voto joven puede hacer una diferencia electoral. Y que su abstención, también. Es, por lo tanto, una prioridad entender mejor los motivos detrás de estas decisiones y abordarlas sistemáticamente. Por su importancia y amplitud, seguiremos analizando este tema.