Como cada inicio de año, las esperanzas de una vida mejor renacen y se plantean buenos propósitos. Para los mexicanos, este 2019, está lleno de incertidumbre dados los diversos cambios en el ámbito legal y administrativo, anunciados por el gobierno de la cuarta transformación; algunos ya realizados, otros en proceso, que repercutirán, positiva o negativamente, en el bienestar personal y colectivo de los ciudadanos. Sin duda, el medioambiente también se verá afectado, como con las medidas recientes en contra del “huachicoleo” que han provocado grandes y pequeñas tragedias, no solo en la población humana, sino también en nuestro hábitat, con el derrame y quema de combustibles o la futura contaminación atmosférica por la conducción de combustibles por medio de pipas o carro-tanques (smog, ruido, etc.,); sin dejar de lado el posible aumento de accidentes automovilísticos con tantos vehículos pesados circulando por las carreteras y ciudades mexicanas. Así, podríamos seguir mencionando otros ejemplos de acciones que se están llevando a cabo o próximas a realizarse, que denotan la falta de preocupación o cuidado de la naturaleza ante el impacto de las mismas. Desde luego, el cuidado del ambiente es una tarea de toda la sociedad y no solo del gobierno, pero este último debe promover que la gente contribuya a su conservación y no que vea que las autoridades son las primeras en destruirlo. Precisamente con este pensamiento, me cuestioné si esa desatención al ambiente es característica común de los gobiernos de izquierda o solo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Presidente de México, ya que se ha podido observar en la práctica, que su gabinete y los demás poderes casi no tienen voz ni voto en las decisiones de Estado.
Con este cuestionamiento y sin entrar en mucho detalle: un gobierno de derecha se puede definir como aquel donde la igualdad social no tiene un papel central, considera las diferencias sociales como algo inevitable, normal o natural; en muchas ocasiones, propugnan el elitismo o el mantenimiento de ciertas diferencias entre los miembros de la sociedad, económicas sobre todo; en cambio, en los gobiernos de izquierda, la defensa de la igualdad social es uno de los objetivos prioritarios del programa político, junto con el combate a la pobreza. Si como se ha señalado en múltiples foros, la pobreza es uno de los grandes factores del deterioro del medioambiente, podría pensarse que los gobiernos de izquierda con su accionar, pueden conducir a un mejor estado de conservación del hábitat en sus países. El Índice de Desempeño Ambiental (EPI, por sus siglas en inglés), elaborado por el Centro de Política y Ley Ambiental de la Universidad de Yale para 2018, con objeto de medir el desempeño de las políticas verdes en el mundo, señala entre los primeros países en cuidado del ambiente a Suecia, Francia y Dinamarca, naciones de centro o centro izquierda. México se encuentra en la posición 72 de 180 países evaluados; descendiendo cinco lugares respecto al año 2016. No hay países puramente de izquierda entre los más cuidadosos. Este organismo señala que para un mejor cuidado del ambiente, las políticas gubernamentales que se implementen serán claves, así como la educación ambiental de sus habitantes. Si se toma el Índice “Better Life” (Mejor Vida) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como referencia, coincide en mucho con el EPI; tampoco hay países de izquierda en los primeros lugares. Por otro lado, en el pasado, este tipo de naciones, como la URSS, no fueron tan cuidadosos ambientalmente. Actualmente, países como China, Corea del Norte, Cuba o Venezuela, están señalados como grandes destructores del medioambiente. Por lo tanto, tomando en cuenta estos índices y al transcurrir de la historia, de los gobiernos de izquierda no se pueden esperar grandes acciones para una mejor conservación de la naturaleza. Lo anterior, lleva a pensar que, en México, actualmente declarado país de izquierda, no habrá mucha esperanza en la protección de su riqueza natural durante este sexenio.
Por otro lado, la Economía Ambiental señala que mucho del cuidado de los bienes y servicios ambientales, depende del grado con que la gente y los gobiernos los valoran, ya que, lo que no se aprecia no se cuida. Una forma de medir el valor que los gobiernos dan al ambiente y su mantenimiento, es a través de la disposición de recursos monetarios para su conservación. En la siguiente gráfica, se puede observar cuál ha sido el monto asignado a la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales de nuestro país (SEMARNAT) del año 2015 a la fecha.
Fuente: Diario Oficial de la Federación, 2019
Independientemente de las cantidades monetarias mostradas en la figura, puede valorarse, desde un punto económico, la importancia que el gobierno pasado (de derecha) y el actual (de izquierda), dan al medioambiente como elemento básico para el bienestar de la población. Si, estimado lector, cada vez menos. De 2015 a 2018 disminuyó en 44% el monto asignado a la SEMANART para su funcionamiento; el gobierno actual lo redujo aún más (17%), implicando que dicho presupuesto se haya reducido un 54% en los últimos cinco años. En otras palabras y de acuerdo a la teoría económica ambiental, el valor que representa el ambiente, gubernamentalmente, ha disminuido a más de la mitad respecto al que se le daba en el año 2015. Ante esto, y considerando los múltiples proyectos que el ejecutivo federal quiere realizar para que el país avance, cabe preguntarle a nuestro Presidente de la República: ¿Y el Medioambiente, AMLO?, haciendo una similitud con aquel comercial de la General Motors que estuvo de moda en 2007, donde el padre le explica al hijo sobre los bienes que va a heredar y al niño lo único que le interesa es la camioneta ¿Y la Cheyenne, Apá? Nos encontramos en una situación semejante, muchos discursos, proyectos, cambios, etc., etc. y el cuidado de nuestro ambiente dónde queda. Estamos muy a tiempo de que el sector académico de nuestro país levante la voz, una y otra vez, ante las autoridades legislativas y ejecutivas, hasta que sea escuchada y tomada en cuenta y, realmente se lleven a cabo acciones favorables al medioambiente, que contribuyan de manera sustentable a elevar el bienestar de la población. Si los expertos en los diferentes temas relacionados con la naturaleza y su protección no aportan sus conocimientos para la toma de decisiones del país, puede afirmarse que esa mejor calidad de vida que es buscada por el actual gobierno, no será posible. Las estadísticas, la historia, el valor que representa para nuestras actuales autoridades (AMLO), lo confirman. Hasta la próxima.