He estado reflexionando, en mi parte Ángel, sobre aquel cuento o chiste, que ni tan chiste, de los cangrejos mexicanos… Por si no te lo sabes o como yo, no lo recuerdas tan bien, te lo cuento…
Va un hombre a una pescadería con la idea de comprar unos cangrejos (no recuerdo bien el principio y estoy inventando, pero para el propósito que es el final, da igual el pretexto). El vendedor le presenta las distintas cubetas y precios. Explica que los cangrejos tienden a escaparse trepando unos sobre otros, hasta liberarse los que llegan a lo alto, es por ello que los tiene tapados. Abre la tapa de la primera cubeta… Mire usted, tenemos el cangrejo americano, bien alimentado, limpio y en su plato y paladar actuará bajo las normas; pasan a las siguientes cubetas…. Levanta otra tapa, aquí el cangrejo francés de excelente sabor, clásico de la alta cocina, algo presuntuoso y orgulloso, pero una delicia al paladar; pasan a la siguiente cubeta, que el hombre destapa, aquí el cangrejo ruso, que ha pasado grandes hazañas para llegar hasta aquí, antes se conocía como cangrejo comunista pero como el régimen ha desaparecido, ahora solo lo llamamos cangrejo ruso; y así sigue haciendo su venta sobre las diferentes especies de cangrejos y al comprador le llama la atención ver una cubeta que no tiene tapa… Se acerca a ella y pregunta, oiga ¿y estos? El hombre mira y sonríe, -ah, el cangrejo mexicano, muy bueno, en verdad… El hombre curioso le pregunta ¿por qué la cubeta no tiene tapa?, a lo que el vendedor contesta, aunque el cangrejo es muy bueno, noble y luchador, no le ponemos tapa por qué no escapará de la cubeta. El hombre insiste, y ¿cómo es eso? Pues no escapará, simplemente, porque cada vez que un cangrejo mexicano quiere salir de la cubeta, los otros cangrejos, en vez de ayudarlo a trepar, lo jalan hacia abajo…
Desgraciadamente este cuento tiene mucho de razón. No entiendo qué traemos en el sistema que, aunque podemos ser muy solidarios ante las desgracias, nos molesta que a otro le vaya mejor y procuramos “jalarlo hacia abajo”. Ya no quiero seguir criticando el sistema actual, y repito, no es que los demás hayan sido mejores, pero la nueva tendencia del presidente de marcar la separación, de señalar a los que tienen dinero como “fifís”, lo único que logra es fortalecer la división y el resentimiento. Y, no con esto digo que sea el único en México, son muchos a quienes les pesa ver que otro pueda estar mejor, ¿HASTA CUÁNDO DEJAREMOS DE SER CANGREJOS MEXICANOS?
Podremos dejar de serlo cuando entendamos que, si a mi vecino, amigo o compatriota le va mejor, si logra negocios, mejora su economía, etc, un día no muy lejano, eso te va a beneficiar. Que un amigo tenga más, seguro en algún momento te ayudará o compartirá parte de su fortuna, ya sea en una fiesta o llevándote en su auto o invitando a tus hijos, etc. ¿Qué es lo que nos pasa que no podemos ver, que el bien de uno, se irá haciendo el de todos? Para mí nadie es ni fifí, ni chairo, todos somos mexicanos y de verdad espero poco a poco cambiemos esa cultura cangrejil por el bien de todos, por el bien de México.