¿Se han dado cuenta si algunas veces comen por ansiedad, estrés o preocupación? Muchas personas buscan en la comida un alivio y esto, peligrosamente, puede volverse un hábito poco saludable. La dependencia de comer para llenar el vacío generado por alguna emoción es causa de obesidad y daños en la salud.
¿Se han puesto a pensar por qué sentimos deseo de comer? La respuesta simple sería porque tenemos hambre, comer es un acto fisiológico necesario para vivir, pero también puede estar impulsado por varias causas que, en su mayoría, son emocionales. Desde el inicio, al seleccionar que queremos comer influyen varios factores como: antojo, hambre, apetito, disponibilidad de alimentos en tu refri o alacena, entre otros, y a eso hay que agregar la participación de ciertas emociones como la ansiedad o el estrés.
La comida puede ser un alivio temporal a un problema, sentimiento o, incluso, para algo más profundo. Esto es porque al comer, el cerebro libera varias sustancias que producen placer como la dopamina. El cerebro buscará cualquier oportunidad para motivarte a comer el alimento que te produce placer. La cosa se complica cuando el cerebro asocia ese alimento con la liberación momentánea de una sensación o emoción negativa. Algunos ejemplos pueden ser: cuando estas triste y se te antoja un chocolate, o sientes estrés y comes algo con azúcar como unas galletas, o sientes ansiedad y comes lo que sea, pero en grandes cantidades.
Aquí les dejo un cuadro para que les sea más fácil diferenciar entre hambre emocional y fisiológica:
FISIOLÓGICA | EMOCIONAL |
Puede esperar | Es urgente comer |
Es gradual | Es repentina |
Comes hasta estar satisfecho | Comes más de lo normal |
Puedes comer varias opciones | Deseo de comida específica |
No te genera sentimientos negativos | Sientes culpa o tristeza después de comer |
Esto genera consecuencias psicológicas y emocionales graves y un indudable aumento de peso.
Comer por antojo no es lo mismo que comer emocionalmente, todos tenemos antojos por ciertos alimentos, pero esto no es una conducta repetitiva ni tampoco involucra sentimientos.
En este momento en que pasamos una etapa de mucha incertidumbre por la pandemia, tenemos factores de estrés a los que estamos expuestos: el miedo a contagiarnos, a contagiar a otros, a morir o ver morir a algún familiar o ser querido, el encierro, la incertidumbre del empleo y más, nos puede generar ansiedad descontrolada y ganas de comer sin tener hambre.
Algunas recomendaciones para combatir este mal hábito es el mindfull eating, esto consiste en tratar de ser muy conscientes en la manera de alimentarnos, preguntarnos si tenemos hambre antes de iniciar alguna comida, masticar muchas veces cada bocado, dejar los cubiertos encima de la mesa entre bocado y bocado, utilizar platos pequeños, dejar siempre algo de comida en el plato, comer en mínimo 20 minutos sentado y sin estímulos externos.
Espero que esta información les sea útil y puedan identificar si están comiendo por hambre o sin ella y, entonces, logren hacerse conscientes y frenar el problema antes de que se convierta en una adicción.