Nuestro presidente tiene prisa. Su actuar, su necesidad enferma de dominar el espacio mediático, los cientos de ocurrencias semanales presentadas como planes de gobierno, entre otros rasgos, son indicadores de ello. Lo que no queda claro, es prisa para qué.
Y si a esta prisa agregamos su necedad, soberbia, limitaciones, ignorancia, falta de preparación y estrategia, su obsesión por hacerse de un poder absoluto y el absurdo de creerse una especia de iluminado que todo lo sabe y que, por obvias razones, no puede estar equivocado, el resultado es un “serial killer”[1]. Y me explico. No hay semana, desde que asumió la presidencia, que no diga o promueva algo que vaya encaminado a matar o enterrar lo poco o mucho que de bueno tiene nuestro país.
Y no es que esta reflexión, o alguna de las anteriores, me haga feliz, al contrario. Nadie, que ame a México, desea le vaya mal a Andrés Manuel, sea o no su fan. De modo que estas líneas, al igual que el contenido del resto de la Llave de Pandora, no se han escrito con el afán de atacar o desprestigiar al gobierno de la 4T sino, más bien, como un ejercicio de reflexión que pudiese coadyuvar con la resolución de algunos de los retos y problemas que enfrentamos como nación. Y hago esta aclaración dados los muchos mensajes que recibimos diariamente, en los que nos acusan de fifís, vendidos, prianistas, corruptos y demás lindezas que no me atrevo a reproducir, entre otras razones, porque las ofensivas faltas de ortografía queman mis ojitos.
Pero retomando el asunto de nuestro “asesino serial”, considero necesario primero, establecer los rasgos que le identifican en esta categoría (alegóricamente hablando) y, segundo, enlistar a algunas de sus víctimas más evidentes.
Los expertos en la materia dicen que todo “asesino serial” comparte ciertas características y que de no presentarlas solo son considerados asesinos u homicidas. Así que se las comparto para que vayan sacando sus propias conclusiones:
- Matan de manera intencional, con alevosía, ensañamiento y su motivación se basa en la gratificación psicológica.
- Asesinan a tres o más personas en periodos de tiempo determinados, con espacios entre una víctima y otra.
- Consideran a sus víctimas como amenaza u obstáculos.
- Pueden distanciarse emocionalmente de sus víctimas, es decir, padecen un alto grado de psicopatía o trastorno antisocial de la personalidad.
- Tienen una peculiar obsesión con el poder y, justo, matar les da sensación de dominación, de control de la situación.
- Son manipuladores, persuasivos y egoístas. Esconden su “personalidad siniestra” bajo una fachada de vulnerabilidad. Cuentan con un gran ego y tienen una desarrollada capacidad para mentir, comprender las emociones de los demás y encontrar las vulnerabilidades de sus víctimas.
- Poseen una personalidad narcisista.
- Carecen de empatía y tienen una visión extraña de la realidad.
- Suelen dar apariencia de normalidad.
- Son hábiles actores -lobos con piel de cordero-, con lo que consiguen ganarse la confianza de sus vecinos y comunidades.
- Están seguros de que sus actos son justificables y, por tanto, no muestran remordimientos.
Ahora, enlistemos a las víctimas elegidas y las acciones que están acabando con su vida.
- DEMOCRACIA
Su obsesión por hacerse de más y más poder, lo ha llevado a erosionar los cimientos de nuestra, ya de por sí, lastimada Democracia. Todos sus esfuerzos parecen encaminados a destruir sus pilares fundamentales y a romper con los contrapesos y equilibrios institucionales. Un día sí, y otro también, interviene y ataca verbal, judicial, fiscal y presupuestariamente a los organismos autónomos, a los medios de comunicación, a las organizaciones de la sociedad civil, a los gobernadores de oposición, al Poder Judicial, a los partidos políticos y/o a sus dirigentes y a todo aquel no alineado con su visión.
El ilegal cambio constitucional que votó, con su anuencia y sin facultades para ello, el Congreso local de Baja California para ampliar el mandato del gobierno estatal de dos a 5 años; las iniciativas de ley de Revocación de Mandato y de Extinción de Dominio que le abren la puerta para poder interferir en las elecciones intermedias y para amenazar a la propiedad privada; la Ley Garrote aprobada en Tabasco, su estado, que criminaliza brutalmente las marchas y manifestaciones para quienes “impidan o traten de impedir, por cualquier medio, la ejecución de trabajos y obras públicas”; la participación de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas para distribuir la “Cartilla Moral” de Alfonso Reyes a petición del gobierno, así como las deferencias hacia el criminal líder de la secta Luz del Mundo que atentan contra la laicidad del Estado, es decir contra la separación de los asuntos religiosos y los políticos; todos son ejemplo de ello.
- ECONOMIA
El que nos encontremos en la antesala de una recesión económica es culpa única y exclusiva de la política hacendaria e incapacidad para ejercer el gasto de esta nueva Administración. El subejercicio, que él llama política de austeridad; el insensato e insuficiente plan de rescate para Pemex; la falta de certeza jurídica; la opacidad e inseguridad; los desaciertos gubernamentales; la cancelación de obras públicas y el freno a la promoción turística, entre otros, han derivado en una caída no solo de la inversión pública sino también de la privada que desconfía de su proyecto.
Y lo justifica. Todo tiene que ver con su lucha contra la corrupción. Es más, se atrevió a decir y a festejar que, aunque nos llevó a un nulo crecimiento -0.1%-, “hay más bienestar”, claro en alusión al dispendio de recursos hecho a través de sus programas clientelares.
- PROGRESO SOCIAL
Visto desde la perspectiva de la inversión social en los temas que llevarían a la sociedad hacia el ideal de bienestar tales como el alcance de la igualdad de oportunidades, educación y salud de calidad, desarrollo cultural, medio ambiente sustentable, empleo digno y salarios remuneradores por mencionar algunos, es uno de los asuntos más castigados en el más de medio año de esta Administración.
Entonces, si desagregamos estos rubros, podemos decir que tenemos una severa crisis en todos ellos que, sin bien no inició con este gobierno, AMLO ha contribuido con su agudización. Desabasto, despidos injustificados y freno a la inversión son una constante. Las historias son desgarradoras: mexicanos enfermos que han dejado de recibir atención, medicamentos y vacunas; deportistas destacados a quienes han retirado becas y apoyos; científicos que han tenido que abandonar años de investigación en temas relevantes y urgentes para el país; fuga de cerebros y talentos; un productor de cine (Guillermo del Toro) pagando boletos de avión y apoyos para que niños con aptitudes destacadas pudiesen participar en competencias internacionales porque el gobierno los dejó a su suerte. Una tragedia.
Así el panorama. Por eso, no dudo en asegurar que Andrés Manuel López Obrador está convirtiendo a México en un cementerio, amén de ahondar en el tema de la inseguridad desbordada, la impunidad acrecentada y el crimen organizado sin frenos.
[1] Según Wikipedia, el término “serial killer” (asesino en serie) se atribuye al agente especial del FBI Robert Ressler (1970), aunque se tiene constancia de que el inspector policial alemán Ernst Gennat utilizaba ya este concepto en 1930.