Estando en proceso de escribir este “lamento”, varios diarios reportan que 6 de cada 10 niños de sexto de primaria no pueden hacer operaciones básicas como sumas, restas y multiplicaciones con números decimales. Entre ellos, el diario El Sol de México, informa en la edición del 28 de noviembre[1], sobre los reportes del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y su posible eliminación. El diario nos dice “En la presentación de resultados, el INEE informó que en el caso de lenguaje y comunicación, el promedio nacional en 2018 fue de 501 puntos… en una escala máxima de 800 puntos.” Igualmente, precisó que en matemáticas, el promedio nacional pasó de 500 puntos obtenidos en 2015 a 503 puntos este año”. Realmente cifras muy tristes, tanto en los resultados como en la demostración del estancamiento de la juventud nacional. Más preocupante aún, son los pronunciamientos del nuevo Presidente prometiendo eliminar los llamados “procesos punitivos” contra los maestros que no educan.
Mi lamento nace al reconocer la falta de conocimientos generales entre una juventud trabajadora heterogénea a la que imparto seminarios y cursos en diferentes lugares del país. Como parte de las conferencias, me gusta entrelazar anécdotas que de alguna forma relacionan los temas con eventos de historia antigua y moderna y están basadas en lo que consideramos cultura general. Lo que me deja perplejo, es la falta de conocimientos básicos en jóvenes egresados de secundaria y preparatoria. Por ejemplo, cuando imparto el tema de cultura de seguridad y protección de la información, hago referencia a eventos de la Segunda Guerra Mundial que, en generaciones anteriores y en otros países es un evento bastante conocido y estudiado, he descubierto con gran desconcierto que, de varios grupos de edades de no más de 30 años, nadie sabe a qué me refiero; no tienen idea de qué sucedió en el siglo XX a nivel mundial. Tratando de explorar más, hice preguntas de historia de México y mi horror fue aún más grande. Resulta que no hubo respuestas a temas básicos sobre Benito Juárez y la Revolución mexicana; sobre Venustiano Carranza solo uno de los jóvenes logró decirme que lo reconocía porque está en los billetes de cien pesos. ¿Cómo es posible que esto sea una realidad?
Revisando los libros de texto gratuitos -que son obligatorios- las materias están ahí. Es más, yo estudié quinto y sexto de primaria en México. En esos dos años aprendí geografía, historia universal, una ligera introducción al algebra, conocimientos que hoy aún son la base de mis conocimientos y cultura. Bien recuerdo la Mesopotamia, las guerras del Peloponeso, los ríos, capitales, montañas del mundo. No es posible que la educación haya caído en tal “agujero negro”. Sin embargo, así lo revelan los resultados del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA), según los cuales el 59% de los niños mexicanos de sexto de primaria tienen conocimientos insuficientes en matemáticas. Y de todas las materias, si hay una esencial para tener una población competitiva, son las matemáticas. Sin ellas, no es posible conseguir un buen empleo en las empresas e industrias modernas. A pesar de la alta productividad del trabajador mexicano y de su inventiva, las industrias que vienen a invertir en México se encuentran teniendo que preparar y ‘educar’ a sus trabajadores. ¿Por qué? Porque México no está produciendo una fuerza de trabajo lista para ser empleada y ganar buenos sueldos. Si hacemos una comparación, a la ligera, nos debemos preguntar cómo es que el México de 1953, con una buena base social, con una clase media lista para crecer, no ha llegado a ser una potencia de primer mundo como Corea, que en esas fechas estaba devastada por una guerra que redujo al país en ruinas. Los coreanos se dedicaron a estudiar y demandar que sus hijos estudiaran matemáticas. La diferencia la vemos hoy. Empresas coreanas son líderes mundiales, mientras que las empresas mexicanas en su mayoría tienen inversión extranjera, en muchos casos coreana. ¿No debía o podría ser al revés?
El pasado 23 de Octubre, las ONG Center for International Studies (CSIS) y el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI)[2] reunieron a un grupo de pensadores para discutir el tema How Can Mexico Become More Innovative? (¿Cómo puede ser México más Innovador?). La invitación dice que, basados en que de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México está catalogado en último lugar en todas las medidas de innovación, muy atrás de todos los países industrializados (fondos para la investigación (R&D), patentes, o un medio emprendedor) dejando en claro que la brecha es muy grande en relación al mundo industrializado. El panel invitado incluyó personajes del mundo financiero, académico y empresarial. Como miembro de COMEXI, me llamó la atención la falta de representantes del sistema de educación básica que pusieran sobre la mesa el déficit educativo en el país.
El mexicano es por naturaleza innovador; los aztecas y mayas ofrecen prueba de haber sido más avanzados que los europeos en muchas materias, incluyendo matemáticas y cálculo. En México nunca ha faltado talento natural, solo que antes si se promovía la educación y no era tema de política y corrupción como lo es hoy. Algo que se ve con mucha claridad a raíz de la Reforma Educativa. Los ‘Maistros’ protestan por sus puestos y rechazan la reforma que supone el rendimiento de cuentas. Morena en el Congreso de la Unión dará reversa a lo poco que se ha logrado. Y a ello hay que sumar la amenaza inminente del regreso de “La Maestra”.
En conclusión, este “Lamento” debiera ser de todos. El talento y potencial del pueblo mexicano está oprimido por la ignorancia. El que la mayoría más o menos sepa leer y escribir es un yugo más poderoso que la tiranía de un dictador; es la tiranía de un sistema que ofrece grandes premios al grupo que en lugar de educar, lucra. ¿Cómo podemos esperar tener una población productiva y emprendedora lista, sin un esfuerzo dinámico por parte de todos para cambiar el nivel educativo en México? No se trata solamente de exigir un modelo de educación competitivo para las nuevas generaciones, sino también iniciar un proceso que logre completar y mejorar la educación de las generaciones que ya están en la fuerza de trabajo. Es una responsabilidad que debiera ser compartida tanto por el Estado como por el resto de la sociedad.
[1]https://www.elsoldemexico.com.mx/mexico/sociedad/esta-en-el-aire-el-futuro-del-inee-2682467.html
[2]https://www.youtube.com/watch?v=FVSZnjve_tw&feature=youtu.be