“La Historia es la única verdadera fatalidad:
se la puede releer en todos los sentidos
pero no se la puede reescribir.
La Historia, esa fatalidad en marcha,
nunca se detiene”.
(HHhH, 2010. Laurent Binet)
No existe parque de atracciones que se respete que no cuente con, al menos, una montaña rusa. Estos colosos convertidos, paradójicamente, en símbolos de diversión y peligro, tienen su origen en Rusia. Y es que al adaptar con ruedas sus trineos para usarlos no solo en invierno y poder así deslizarse por las mismas colinas empinadas con y sin nieve, dieron paso a la construcción de montañas artificiales de metal y madera para el disfrute de todo el mundo. Estas construcciones no son más que sistemas ferroviarios con grandes caídas, cada vez más grandes, más temerarios, con formas y recorridos más atrevidos, más intimidantes y más espectaculares.
Calculo que la mayoría, en algún momento de nuestra vida, nos hemos subido a una montaña rusa. Muchos habrán repetido la experiencia y otros habrán quedado invitados a nunca más hacerlo.
Yo soy de las primeras. Amaba subirme y experimentar el miedo y la histeria de sentir una improbable, pero no por ello menos real, muerte inminente. Hoy en día ya no lo disfruto tanto. Resulta que, por alguna razón, me mareo solo verlas, de forma que acabar de cabeza me coloca en el rango de potencial peligro para la limpieza del resto de los pasajeros y mirones.
La lógica es impecable: todo lo que sube, tiene que bajar. Y sí. Subes, subes y sigues subiendo hasta que, de pronto, empiezas a caer a gran velocidad.
Esto justo pareciera que sucede con Andrés Manuel López Obrador a dos meses de haber asumido la Presidencia de la República de México. Además de los retos propios de gobernar un país tan complejo, convulsionado, polarizado y desigual, se suma una serie de errores catastróficos, salidos de su mismo gobierno, que nos tienen bajo la sensación de estar amarrados a un vagón en caída libre.
Pero para hacer este ejercicio un poco menos deprimente, juguemos un poco simulando que cada una de estas fatalidades son un juego mecánico propio de un gran parque de diversiones en donde, como sucede en esos lugares, perdemos (gastamos) enormes cantidades de dinero.
EL TRAGAMILLONES
A estas alturas, para nadie es un secreto que algunas decisiones de nuestro Presidente Tropical nos están costando una fortuna. La cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) y la venta del avión presidencial fueron los primeros ejemplos.
Aunque los analistas económicos consideran difícil calcular los costos totales de estas medidas, coinciden en que la cancelación del NAIM ronda los 200 mil millones de pesos (afores, lo ya invertido, el compromiso de recompra de bonos, el cumplimiento de las obligaciones contractuales; el pago por las líneas de crédito, etc.) y a esto habría que sumar el costo de la habilitación del aeropuerto en Santa Lucía y la reparación del terreno usado en Texcoco.
La puesta en venta del lujoso avión presidencial que “no tiene ni Obama”, según un informe realizado por Flight Ascend Consultancy, supondría perder entre 70 y 130 millones de dólares, esto debido, entre otras cosas, a su depreciación. El avión costó poco más de 218 millones de dólares que aún seguimos pagando (este 2019 se tendrían que pagar 416 millones de pesos) y su venta podría hacerse por entre 80 y 130 millones de dólares.
Y aunque según lo dicho por AMLO en una de sus conferencias “mañaneras” de enero: “el avión ya se vendió”, lo cierto es el gobierno no ha dado más información al respecto y, por tanto, no tenemos claridad acerca del monto que nos ha costado deshacernos de la aeronave.
EL PEMEXTÁNIC
Resulta que tras una reunión en Nueva York de inversionistas extranjeros con funcionarios del gobierno mexicano encabezados por Alberto Vázquez, director financiero de Petróleos Mexicanos, la agencia Fitch Ratings, una de las tres calificadoras más influyentes del mundo, bajó la calificación de la deuda de PEMEX, es decir, resolvió que no es más sujeto de crédito confiable debido a su baja producción y a la extracción del dinero de sus arcas por el gobierno. Esto provocó la inmediata elevación de las tasas de interés de su deuda (83,900 millones de dólares) y colocó a la paraestatal y a México en una posición de vulnerabilidad.
Y Fitch no paró ahí, dijo que la calificación podría bajar aún más si la empresa no presenta un plan de negocios que le lleve a producir flujo de efectivo positivo; estabilice su gasto y la producción de crudo. Una nueva baja en la calificación de nuestra petrolera podría contaminar y, peor aún, colapsar las finanzas públicas nacionales. El solo anuncio provocó la caída del peso.
Los proyectos y montos de inversión en refinerías tampoco gustaron a los inversionistas y generaron dudas sobre el rigor fiscal presupuestal. Y eso que aún no despedían al Director del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) por informar que la construcción de la Refinería de Dos bocas en Tabasco era inviable.
HUACHI-RIDE
La cruzada que López Obrador emprendió contra el robo de combustible en el país, si bien es loable, ha demostrado falta de estrategia, preparación, conocimientos técnicos y logísticos.
Los errores cometidos a partir de la decisión de cerrar los ductos que transportan combustibles para el abasto de gasolina en el país colapsó algunos estados y ha generado pérdidas millonarias (4600 millones de pesos al comercio; 20,000 mdp a la industria; 38 mdp a los hoteleros). Aún no se ha cuantificado el desempleo provocado y la afectación en otros sectores.
A ello hay que sumar la compra de 571 pipas a EUA por 1840 millones de pesos y el pago de 700 mil dólares diarios por tener buques parados en los puertos mexicanos que no pueden descargar combustible ante la falta de espacio de almacenamiento.
Pero también se han perdido vidas humanas. La explosión de un ducto en Tlahuelilpan, Hidalgo derivada de una toma clandestina, costó la vida de, hasta ahora, 117 personas.
Y los huachicoleros[1] han reaccionado. La semana pasada fueron encontrados, a las afueras de la refinería de Salamanca, supuestos explosivos junto con una manta escrita con amenazas contra López Obrador provenientes, según el grupo criminal firmante (del Mencho), del Cartel Jalisco Nueva Generación.
Lo terrible es que hasta ahora, esta cruzada solo ha costado al “pueblo bueno” porque de los cabezas delincuenciales, de los funcionarios públicos, empresarios o autoridades coludidos, ni uno detenido. No han sido tocadas las verdaderas estructuras que manejan el huachicol.
CUERVOKAZE
Bien dice aquel dicho de “cría cuervos y te sacarán los ojos”. Y aunque en este caso, la CNTE no es engendro de López Obrador, si estableció con ellos alianzas y acercamientos antes de las elecciones que le dieron el triunfo.
Y estos “cuervos” transgresores de la ley y profesionales del chantaje decidieron tomar las vías ferroviarias de Michoacán y han detenido, por ya 22 días, 252 trenes y sus 2 millones de toneladas de carga. Las pérdidas económicas van entre los mil y mil quinientos millones de pesos diarios.
El gobierno de AMLO ha manejado mal el asunto cediendo a sus chantajes que se vuelven cada vez más irrisorios. Se accedió a pagar sueldos y bonos atrasados y se les dio un adelanto de mil millones de pesos, no obstante estos maestros disidentes aumentaron las exigencias que ahora, ya también, son de tipo político.
Y mientras el empresariado continúa absorbiendo los costos, el buen López Obrador anuncia que no actuará represivamente ni enviará a la fuerza pública para desalojar las vías férreas. Y por si fuera poco, ya hay visos de problemas con la CNTE de Oaxaca que ha observado que lo hecho por los michoacanos ha resultado bastante lucrativo.
HUELGA-TRON
Hace más de 20 días estallaron en huelga 45 empresas maquiladoras que involucran a cerca de 60 mil trabajadores que demandan un aumento salarial y el pago de un bono especial. Todo esto en la frontera norte de México, en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas. El gobierno Federal ha sido omiso y se ha mantenido ajeno al conflicto que ha costado 37.5 millones de dólares diarios. Hace dos o tres días, se anunció que la huelga había sido levantada en 34 maquiladoras, pero aún quedan 11 en paro y la amenaza de estos empresarios de salir del país.
DEMAGO-GORTZ
La política demagógica y retórica de “perdón sin olvido” de Andrés Manuel López Obrador resulta absolutamente contradictoria con su cruzada contra el huachicol y con su reiterado discurso de ir contra la corrupción y la impunidad.
Declarar el fin de la guerra contra el crimen organizado, afirmar que la detención de capos no es la función principal del gobierno, y justificar su falta de acción argumentando que las cárceles no alcanzarían si todos los corruptos fueran procesados, nos coloca a los ciudadanos en un punto de completa indefensión.
Y podríamos seguir sumando juegos que mencionaran, por ejemplo, la ausencia del Presidente en el Foro de Davos, Suiza; o el desabasto de vacunas y medicamentos por la falta de planeación; su tibia postura en el caso de Venezuela; o su falta de tacto ante el accidente en el que perdieron la vida la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso y el Senador Rafael Moreno Valle; o lo absurdo de su “pobreza franciscana” que supliría a la “austeridad republicana” en un Estado laico; o los maestros de inglés que no necesitarán saber inglés para impartirlo, etc., etc., etc.
A tan solo dos meses pareciera estamos en un parque de terror. Por el bien de todos, espero que el tiempo de aprendizaje y ocurrencias del nuevo gobierno haya concluido.
[1] “La palabra huachicol…proviene del término maya waach, que se usa para describir a los foráneos o los forasteros. La palabra se castellanizó como huache o guache…Según el diccionario de Mexicanismos, guache también se usa como sinónimo de falso o de mala calidad. Derivado de este último significado, surge el huachicol, una bebida adulterada, casi siempre un tequila al que se le agrega alcohol de caña, explica Luis Ernesto Salomón, profesor de Derecho en la Universidad de Guadalajara…Ese alcohol adulterado se le llama huachicol o producto huachicolero…Este negocio ilícito se realiza desde hace décadas, pero se conduce abiertamente en comunidades del Estado de Jalisco y el producto se anuncia y vende en las carreteras a plena luz del día. El glosario de la Academia Mexicana del Tequila define al huachicol como bebida destilada adulterada con alcohol de caña…Esta mezcla indebida de dos alcoholes tiene similitudes con una de las formas más antiguas y comunes de robo de combustible en México, explica la periodista Ana Lilia Pérez. Los choferes de las pipas o los transportistas metían una manguera en la pipa llena de combustible y sacaban un 10% del producto para que no se notara la extracción, le meten agua para compensar el peso. A esto se le llama huachicolear”. https://verne.elpais.com/verne/2017/05/13/mexico/1494639805_655440.html