Como pocas veces en esta era de la información, un tema presenta tanta confusión, notas y posturas contradictorias. Existen, sin duda, noticias y artículos ciertos respecto al origen, magnitud, medidas de prevención, contagios y decesos respecto a la enfermedad conocida como Coronavirus. Pero también las hay, y muchas segmentadas, falsas, especulativas y manipuladas que responden al momento político de cada nación. Encontramos datos e informes en las redes sociales, en portales de salud y en las declaraciones de los voceros oficiales o acreditados.
Llama la atención el caso de nuestro país porque pareciera que vamos en el sentido contrario a lo que están haciendo otras naciones en donde ya hay casos de contagio. En Italia, después de los cien muertos, se están suspendiendo eventos masivos -tanto religiosos como deportivos- y cerrando escuelas; en Japón se ha restringido la participación en el maratón de Tokio y están en espera de cancelar o no los Juegos Olímpicos; en Francia e Inglaterra también hay cancelaciones de eventos masivos y cierre de sitios turísticos. Mientras tanto, en otros países la vida sigue normal, hay conciertos en Alemania, partidos de basketball en Estados Unidos y visitas normales a lugares turísticos, igual que sucede en México.
Teniendo en cuenta este contexto tan diferente, el presidente López Obrador ha calificado el problema como un tema de propaganda al que hay que atacar con más propaganda, es decir, lejos de dar consejos serios para la prevención y dotar de información veraz respecto de la detección y tratamiento de la epidemia, ha decidido generar distractores más eficientes y menos riesgosos para su gobierno y popularidad, como la rifa del avión o el tema del combate a la corrupción.
No conviene a su popularidad verse manchada con casos de negligencia en la atención, contención o escasez de medicamentos e insumos varios para hacer frente a la epidemia. La apuesta es que la propaganda de la enfermedad no contamine a la ya enferma economía del país, por lo que podríamos esperar que si hay más casos de contagio detectados serán ocultados hasta donde sea posible, aunque ello conlleve un problema mayor de propagación y salud pública.
Si la lectura es correcta y la enfermedad realmente no es tan letal, nuestro país y su presidente sortearán la crisis sin mayores consecuencias y habremos superado con éxito este bache de principios de año. Ahora bien, si la lectura es equivocada habrá una responsabilidad criminal del gobierno, que desde luego causaría un daño mayor a la economía y a la estabilidad social. Lo cierto es que la información ya no se controla como en los años setenta en donde solo pasaba lo que quería el jefe del Ejecutivo, ahora con las redes sociales y la interconexión con el mundo, la información es universal y su fuente y difusión corresponde a los ciudadanos.
El coronavirus llega justo cuando la popularidad del presidente ha perdido 20 puntos y vivimos una recesión económica por primera vez en 20 años. Si no se actúa con responsabilidad, el daño para la sociedad y para el país será muy grave.