Una de las mejores escenas de la primera película de Matrix, es aquella en que Trinity y Neo están en un techo y necesitan volar en un helicóptero para poder rescatar a Morfeo. Neo le pregunta a Trinity si sabe volar el helicóptero. La respuesta de Trinity es impresionante: “Todavía no”.
Ella efectúa una llamada de teléfono y le pide a Tank que le cargue un curso para pilotear un helicóptero militar B-212 y que se dé prisa. Una vez cargado el programa, en cosa de segundos, Trinity le dice a Neo: “Ahora sí”, con lo que se pone a manejar el helicóptero e inician el vuelo.
Pero eso no se puede hacer hoy en día, es fantasía, ciencia ficción, podrán decir ustedes; pero estarían equivocados.
Hace cinco años, los científicos de HRL Laboratories de Malibú, California, encontraron la forma de ‘subir’ información al cerebro y para lograrlo -según una nota de The Telegraph- los científicos estudiaron las señales eléctricas dentro del cerebro de un experimentado piloto de aviones de combate y alimentaron esos patrones dentro de los cerebros de pilotos novatos.
Los resultados del estudio, publicado en la revista Frontiers in Human Neuroscience de febrero de 2016, revelaron que el experimento se hizo con varios pilotos, de los cuales la mitad fue un grupo placebo, es decir, que no se le cargaron los pulsos eléctricos del piloto avanzado.
El resultado fue que a quienes sí se les cargó la información tuvieron un desempeño en el simulador de vuelo, 33% mayor que aquellos que no la recibieron.
“Cuando aprendes algo, tu cerebro cambia físicamente. Las conexiones se hacen y se fortalecen en un proceso llamado neuro-plasticidad”, indicó el Doctor Matthew Phillips, de HRL Laboratories, quien añadió: “Resulta que ciertas funciones del cerebro, como el habla y la memoria, se localizan en regiones muy específicas del cerebro, aproximadamente del tamaño de tu dedo meñique.”
“Lo que nuestro sistema hace es dirigir esos cambios a regiones específicas del cerebro a medida que aprendes”, concluyó el Doctor Phillips.
El problema es complejo, ya que colocar un dispositivo conectado al cerebro implica muchos riesgos, no sólo físicos sino éticos. Actualmente se desarrollan dos tipos de tecnologías para la Interfaz Cerebro-Computadora: las invasivas y las no invasivas.
Las no invasivas pueden parecer diademas o cubrir alguna o toda la parte del cerebro por fuera, pero sin perforarlo. La invasiva implica una operación quirúrgica que implante un dispositivo electrónico o cables de algún tipo en el cerebro o en la corteza cerebral.
El pasado 28 de agosto de 2020, Elon Musk dio una conferencia de prensa en Freemont, California, para presentar un dispositivo invasivo creado por la empresa Neuralink, de la cual es propietario, que se inserta directamente en el cerebro y logra enviar y recibir 1024 señales eléctricas diferentes, vía la inserción de electrodos muy finos.
No sólo eso, presentó un robot capaz de instalar el dispositivo electrónico en el cerebro en apenas una hora, sin intervención humana. No usa anestesia general y el paciente puede abandonar el hospital el mismo día; además, el robot evita dañar el cerebro al insertar los electrodos en él.
Elon Musk mostró tres cerdos que sirvieron como prueba de que el dispositivo funciona. Uno de los cerdos, llamado Gertrude, tenía un chip especial, llamado “Link” -del tamaño de una moneda-, implantado en su cerebro, y transmitió en vivo la información sobre su actividad cerebral.
“El dispositivo inicial es de lectura/escritura en todos los canales, con aproximadamente mil 24 canales. La duración de la batería es de todo el día, se recarga durante la noche y tiene un alcance bastante largo, por lo que puede tener alcance en su teléfono”, señaló Musk.
“Debo decir que eso es algo importante, porque esto se conectaría a su teléfono, por lo que la aplicación estaría en su teléfono y el “Link” se comunicaría, esencialmente por Bluetooth de baja energía, con el dispositivo en su cabeza”, añadió.
Otro de los cerdos presentados tuvo un implante durante varias semanas y se le retiró, sin que esto le causara reacciones adversas o tuviera efectos secundarios, es decir, el “Link” se puede poner y quitar sin problemas.
Neuralink tiene, de inicio, un enfoque médico: ayudar a la gente con lesiones cerebrales y de la médula espinal o defectos congénitos. La tecnología podría, por ejemplo, ayudar a los parapléjicos que han perdido la capacidad de moverse o de sentir debido a una lesión de la médula espinal.
“Si se puede sentir lo que la gente quiere hacer con sus extremidades, se puede hacer un segundo implante en el lugar donde se produjo la lesión de la columna vertebral y crear una derivación neural”, dijo Musk.
Pero lo más interesante ocurrió al final de la conferencia de prensa, cuando se analizaron los futuros usos de ciencia ficción de Neuralink: “en el futuro serás capaz de guardar y reproducir recuerdos”, dijo Elon Musk. “Básicamente podrías almacenar tus recuerdos como una copia de seguridad y restaurar los recuerdos. Podrías potencialmente descargarlos en un nuevo cuerpo o en un cuerpo de robot”.
Como sucede en la serie de televisión Altered Carbon, que protagoniza Martha Higareda. Musk también habló de ver en infrarrojo, ultravioleta o rayos X usando datos de una cámara digital. “Con el tiempo podríamos darle a alguien una súper visión”, indicó.
Si lo dice cualquiera, podría pensarse que está soñando. Pero quien lo dijo es el tercer hombre más rico del mundo hoy de acuerdo con el índice de multimillonarios de Bloomberg.