“No obstante, si resulta gravemente enfermo
y no puede cumplir con sus deberes,
la 25ª enmienda de la Constitución de Estados Unidos
establece que el presidente puede entregar el poder
a su vicepresidente, lo que significa que Mike Pence
se convertiría en presidente interino.”.
BBC News Mundo
Son varios los factores y variables que apuntan a una inédita crisis presidencial en los Estados Unidos de Norteamérica:
- Una contienda por la Presidencia desabrida; sin propuestas trascendentes; con una notable ausencia de credibilidad política de los grupos que impulsan a uno y otro; fincada en insultos y en resaltar las fallas y deficiencias de los candidatos; sin esencia, sin chispa…sin contenido.
- Inmersa en una profunda ruptura de la economía y de gran inestabilidad social y política; en donde la Pandemia del Covid-19 ha mostrado las grandes fisuras de las estructuras de los modelos civilizatorios sustentados en el mundo y la terrible deficiencia de los gobernantes para enfrentar y resolver la crisis sanitaria.
- Anuncio del resultado positivo al Covid-19 por parte de Donald Trump y su esposa; que provocan fuertes especulaciones en torno a una crisis de gobernabilidad y a un vacío de poder en la Casa Blanca. La pregunta de quién tomará el mando presidencial en caso de fallecer Trump, ha generado un intenso debate que se circunscribe en la óptica behaviorista, tomando como premisa que a un país lo controla un líder y no los procesos que afectan la estructura.
- Ruptura del tejido social norteamericano, que se construyó en la mitología de ser la “tierra de las oportunidades” y en la idea del progreso perpetuo en una sociedad aparentemente opulenta inmersa en una incansable economía de mercado y ejemplo de estabilidad democrática.
- Declive del liderazgo norteamericano en el contexto internacional; pues ante la falta de continuidad en el ascenso económico; se plantea la posibilidad de un relevo hegemónico en el que se presentan China y Europa como claros aspirantes a ocupar el sitio de “honor” en el escenario mundial.
La percepción de que una sociedad se rige por líderes mesiánicos es inaceptable. Hoy las condiciones son muy diferentes; la ciudadanía cada vez cree menos en los discursos y deja de interesarle lo que las autoridades dicten o establezcan para mantener la “estabilidad social”; lo que a la gente le importa es mantener la posibilidad de generar ingresos y de evitar ser víctimas de la inseguridad; no adopta ideologías de proyección política y traduce su actuar en logros inmediatos; el pragmatismo está presente en la mayoría de las sociedades; toma lo que le sirve y lo que no, lo desecha. Actúa por interés, no por convicciones.
Tal es el caso que nos ocupa. En los EEUU se inicia una crisis del presidencialismo populista; se advierte un desencanto en las “viejas fórmulas” demagógicas; hoy día se pierde la esperanza de que las elecciones abrirán el camino a la solución de los problemas que enfrentan amplios sectores de la sociedad. Más aún, se tiene la clara idea de que las autoridades son abusivas y que cometen excesos en sus prácticas para imponer la “ley y el orden”, teniendo como principales victimarios a los ciudadanos y no a los delincuentes que parecen estar coludidos con las altas esferas del poder.
La sociedad norteamericana se está quitando la venda de los ojos; se da cuenta de que la famosa alternancia en el poder entre demócratas y republicanos no tiene efectos positivos para el conjunto de la sociedad. El relevo presidencial, en el fondo es intrascendente; no genera cambios estructurales; sólo se cambian las caretas y los intereses oligárquicos se mantienen intactos; las formas se renuevan, pero el contenido sigue siendo el mismo.
La interpretación es clara ante el juicio de la historia. Podrán desfilar diferentes personajes presidenciales, unos más ineptos que otros, pero responden a los intereses de los grupos del poder financiero y militar; no hay un interés genuino de resolver la problemática económica, política y social; más aún, aunque existiera, han demostrado ser incapaces para afrontar con éxito los retos de la sociedad norteamericana.
Problemas tradicionales como la discriminación racial; la marginación económica; la simulación política; la criminalización de la migración y el ascenso de la criminalidad (sobre todo la organizada); no serán resueltos por el solo hecho de que cambie el presidente de los EEUU.
En conclusión, no sólo se advierte una crisis del presidencialismo populista de Donald Trump; se advierte una crisis del modelo político pseudo democrático norteamericano, aunado a un claro agotamiento de modelo económico que, ante la retracción de la globalización, se refugia en prácticas proteccionistas y enarbola el “nacionalismo económico” como la fórmula ideal de la recuperación del sueño americano.
Es claro que la expectativa de “hacer de nuevo grande a América”, sólo queda como frase panfletaria y sin un sustento en la realidad actual de los EEUU.
Ni republicanos ni demócratas son la alternativa para resolver la profunda crisis del régimen político norteamericano. En el fondo, si es reelecto Trump, o no, pierde sentido y trascendencia; no se van a generar cambios reales; a las pruebas me remito.
Fuentes Consultadas:
BBC News Mundo, “Trump vs Biden | “La crisis en EE.UU. va mucho más allá. Trump sólo es un síntoma”: entrevista a Victoria de Grazia, historiadora y autora premiada”; obtenido del sitio web: https://www.bbc.com/mundo/noticias-54124544
Milenio, “La crisis política en EU es real… y empeorará”; obtenida del sitio web: https://www.milenio.com/opinion/amy-glover/columna-amy-glover/la-crisis-politica-en-eu-es-real-y-empeorara