Hace casi veinte años, en 2001, decepcionado por el hecho de que la NASA no tuviera ningún plan para una misión tripulada a Marte, el empresario de origen sudafricano Elon Musk conceptualizó el proyecto Mars Oasis: un invernadero experimental en miniatura que se enviaría a Marte para cultivar plantas.
Las semillas incrustadas en gel nutritivo deshidratado se activarían cuando el pequeño módulo de aterrizaje tocara tierra, enviando imágenes y datos a medida que la frondosa carga creciera y muriera en la superficie del planeta rojo.
Para hacer realidad su sueño, en 2002, fundó la empresa Space Exploration Technologies Corp., mejor conocida como SpaceX.
Años más tarde, en junio de 2013, Elon Musk usó el nombre “Transportador Colonial a Marte” (MCT) para referirse al proyecto de desarrollo y construcción de una serie de motores, vehículos de lanzamiento y cápsulas espaciales para transportar humanos a Marte y volver a la Tierra.
En 2016, ya no le gustó el nombre de MCT y lo cambió a Sistema de Transporte Interplanetario (ITS) bajo el siguiente argumento: “Resulta que el MCT puede ir mucho más allá de Marte, así que necesitará un nuevo nombre…”
Para llegar a Marte se requiere un enorme cohete y una gran nave espacial. Sobre el primer asunto, en 2011 SpaceX comenzó a desarrollar el cohete Falcon Heavy, construido principalmente a partir de tres cohetes Falcon 9, también de Space X.
El Falcon Heavy voló en su misión inaugural el 6 de febrero de 2018 llevando como carga de prueba un auto Tesla Roadster, que todavía está viajando en el espacio. Ahora trabajan en un cohete Falcon Super Heavy.
Sobre el segundo asunto, SpaceX tiene planeado enviar una nave reutilizable llamada Starship, un vehículo con una capacidad de carga de 100 toneladas y que pueda llevar hasta 100 personas a la vez, por lo que sería un cohete que se parece más a un avión comercial.
Se está preparando en estos días una prueba de vuelo a gran altitud en la población costera de Boca Chica, Texas, del prototipo número 9 (SN9) del Starship, luego de la desafortunada explosión del prototipo número 8 (SN8) a la hora de aterrizar, pero que logró ascender a 12.5 kilómetros de altitud y estabilizarse en su descenso. El SN9 mide 50 metros de alto y 9 metros de diámetro.
El Starship tiene cuatro alerones y se utilizan igual que un paracaidista utiliza sus cuatro brazos para controlar la caída libre. Con el vuelo de prueba del SN8, se ha demostrado que es posible controlar un belly-flop, una maniobra de giro que la Starship tendrá que realizar antes de cada aterrizaje.
Después de un ascenso constante, el cohete se volvió horizontal para su caída libre, como estaba previsto, y a los 6 minutos y 32 segundos después del despegue, el SN8 volvió a encender sus motores y se reorientó hacia la vertical para intentar un aterrizaje con motores encendidos.
En una entrevista con motivo de su visita a Berlín para recoger el premio Axel Springer 2020, que concede el grupo alemán de comunicación, Elon Musk dijo que está “muy seguro” de que SpaceX lanzará personas hacia el Planeta Rojo en 2026, y agregó que el hito podría llegar ya en 2024 “si tenemos suerte”.
“Pero antes, dentro de dos años, queremos intentar enviar un vehículo sin tripulación”, afirmó Musk. También tiene planeado que las naves Starship de SpaceX lleven astronautas a la Luna antes del año 2024.
Los viajes hipersónicos entre puntos terrestres es también una de las apuestas más importantes de SpaceX. Por ejemplo, el trayecto entre Londres y Hong Kong tomaría unos 34 minutos usando una Starship.
A finales de noviembre de 2020, el empresario reveló sus planes para crear una ciudad auto sustentable en Marte, aunque se detuvo antes de dar precisiones sobre el cronograma de tal desarrollo. Pero, cuando suceda, dijo que no se regirá según las leyes terrícolas, sino sobre las que los colonizadores de Marte se sepan dar en el lugar.
En una de las rondas de preguntas que hace en Twitter, el CEO de SpaceX detalló que su objetivo es lanzar al espacio tres naves por día. Lo que equivaldría a una media de 1,000 vuelos al año alcanzando una colonia en Marte de un millón de personas para el año 2050.
“Soy optimista sobre el futuro en la Tierra, pero es importante tener un seguro de vida para toda la vida”, añadió el dueño de Tesla, que reiteró su ambición de ser enterrado en Marte -aunque no debido a la muerte accidental en el impacto en un accidente de nave espacial-.
En otra de las preguntas a Musk en Twitter, afirmó que “cualquiera podrá ir si lo desea”. El viaje de ida costará menos de 500,000 dólares, pudiendo conseguir precios de menos de 100,000 dólares, pasados unos años.
Elon Musk declaró a Marte un “planeta libre” de las leyes de la Tierra; incluso envió a los usuarios de su servicio de internet satelital Starlink un contrato con la curiosa línea: “Ningún gobierno con sede en la Tierra tiene autoridad o soberanía sobre las actividades marcianas”.
Inverse recordó que ya en marzo de 2018, en una entrevista con ese medio, Musk había hablado de la clase de gobierno diferente que le gustaría que surgiera en Marte, una suerte de democracia directa: “Todo el mundo vota sobre todos los asuntos. Yo recomendaría algunas cosas: mantengan las leyes cortas, por ejemplo. Hay algo sospechoso cuando las leyes son largas”.
Sobre el por qué quiere ir a Marte, Elon Musk lo resume de la siguiente manera: “Quieres despertarte por la mañana y pensar que el futuro será grandioso, y de eso se trata ser una civilización espacial. Se trata de creer en el futuro y pensar que el futuro será mejor que el pasado. Y no se me ocurre nada más emocionante que salir y estar entre las estrellas”.