La Consulta Revocatoria programada para los últimos días de marzo, ha sido una propuesta del actual mandatario, ¿mandatario? Bueno, en fin. Más que criticar que me parece que no contribuye gran cosa, me gustaría analizar con ustedes tal decisión.
Resulta que nuevamente por las calles, se escuchan discusiones entre votar o no votar en la Consulta Revocatoria, los argumentos se manejan (muy grosso modo y permítame la licencia, pues no es realmente el tema que quiero presentar). Los que están en contra, dicen algo así como “es jugarle el juego y de todas maneras habrá una votación truculenta y no servirá de nada”; por el otro lado, los que están a favor, argumentan que el votar es un derecho constitucional a partir del cual nos dan voz y voto, por lo tanto, si no lo ejercemos ¿cómo queremos un cambio?
Sobre de ello, me he puesto a consultar con mi ángel y mi demonio, y hemos profundizado en el debate. La consulta en si trata de definirnos a favor o en contra del Señor López Obrador ¿o no? Y en verdad ¿eso es lo que está en juego? Nos parece que no, lo que está en juego es México, no estar a favor o en contra de un representante. De manera que, si decidiéramos nuestra participación a consciencia a partir de lo que es mejor para el país, otro gallo cantara.
La presente Administración, pero básicamente López Obrador, ha jugado la carta separatista como estrategia de gobierno. Su gracia de dividirnos entre Chairos y Fifís no ha beneficiado a nadie más que a él. La famosa frase de “Divide y vencerás” me parece que lo aplica bastante bien. Esto desde cierta perspectiva, le ha funcionado, incluso, para tomar la silla presidencial y seguir ganando elecciones para sus allegados. Pero ¿al resto de los mexicanos les sirve el continuo golpeteo contra la clase con posibilidades de generar empleos? Ya hoy México presenta una tremenda fuga de capitales por la falta de consistencia de sus argumentos (que lo primero ahí, es entenderlos, pero luego poco importa porque los contradice en la siguiente “mañanera”; en sus políticas de gobierno; y por la falta de confianza y credibilidad que todo esto genera en los dueños de los capitales.
Con su estrategia populista, además de confrontar, dilapida el dinero público: da dinero a los adultos mayores, sin análisis; a los ninis, nuevamente sin análisis, todo en la búsqueda de votos, porque estos recursos son solo limosnas que de nada sirven para incorporar al desarrollo, si en el camino ha destruido al sector educativo, al sector salud, y esto sólo por poner algunos ejemplos. Y estos supuestos beneficiado creen que con esto se hace justicia sin darse cuenta de los graves hoyos que se están generando y de los cuales tardaremos años y años en tapar.
Caramba, seguimos viviendo una pandemia, en donde se perdieron miles de vidas por la falta de recursos para apoyarlos y, aun así, no entendemos de qué se trata. Con sus gastos electoreros dejó a la deriva, durante meses y meses, a la clase trabajadora y también a los pequeños y medianos empresarios que no podíamos laborar y producir normalmente por la falta de iniciativas de apoyo al contribuyente; pero también ha abandonado a los que menos tienen, esos que se atienden en el sector salud que, ahogados ante la falta de recursos, carecen de medicinas, equipos e insumos médicos para atenderles. Sus “abrazos, no balazos”, no sirven de nada, que nos abracen con un apoyo y liderazgo real. ¿No se da cuenta que vive de nuestros impuestos y de nosotros que sí trabajamos, que sí producimos? Qué hemos estado como pordioseros de vacunas, recibiendo de otros países, pues se ha dedicado a gastar el presupuesto para que le sonrían.
No es interés de mi ángel o de mi demonio hacer proselitismo para que voten o no. Me gustaría sólo proponer, que empezamos a dejar de jugar los juegos de tontos, y empecemos a ser más amables y amorosos con este país que es el nuestro, donde vivimos y el que sí nos da de comer, con el esfuerzo de unos y otros, todos mexicanos.
El juego de tontos es estar peleando por ellos; el juego de listos es luchar por nosotros. El juego de tontos es separarnos y avivar el resentimiento. El manejo de listos es apoyarnos hombro con hombro, y aunque te sea conveniente por el momento lo que te llega, ser más consciente, y si él o cualquiera de los otros supuestos servidores públicos, proponen algo que más afecta que beneficiar, de robos y corrupción, de favoritismos y trampas, por favor, tomemos acción, detengamos no sólo a un tipo, sino a un sistema que lastima a todos. ¿Será que así, podemos contribuir más? ¿No será más importante esto que su payasada de elección?