El significado de la palabra “congruencia” bajo un enfoque social y legal, va más allá de lo que señalan los diccionarios de la lengua castellana; como el de la Real Academia Española (RAE), que la define como: “conveniencia, coherencia o relación lógica” (*). Diversas fuentes la definen como la acción de una persona que viola las normas legales y los principios éticos establecidos por la sociedad a la que pertenece. En otras palabras, “la persona piensa de una forma y actúa de otra, acepta los lineamientos que se establezcan, pero no los practica”.
Por otro lado, hay otra acción humana que va muy ligada a la congruencia: la “corrupción”, vocablo que se refiere a algo que se ha echado a perder, que pasa a un estado de pudrición o perversión, alterándose las propiedades básicas y pasando a ser mucho más turbias y negativas. La corrupción puede darse en cualquier contexto y, por lo tanto, se puede decir que una persona con actitud congruente, no actúa de manera corrupta. De esta forma, para eliminar la corrupción en una sociedad, habrá que empezar por formar personas congruentes, de lo contrario, todo esfuerzo será en vano.
Se necesita un cambio en el sentido común de la sociedad y fomentar entre las personas, una cultura de pertenencia a las decisiones que se toman en los estratos superiores de las organizaciones, que la misma sociedad legitima por diversos medios, para que actúe congruentemente y evite caer en la corrupción (**). Entonces sí, deberá hablarse de moral en las personas y trabajar con ellas, para su entendimiento acerca del respeto humano y sus normas. Se requiere para ello, una educación de calidad a nivel individual, familiar y social.
Hablando de la congruencia de las personas con su accionar y respeto al medio ambiente, resulta obvio que no existe. Basta ver las últimas cifras sobre el cambio climático que muestran la poca congruencia entre el querer ser y el hacer. Existen miles de leyes, normas, lineamientos, alternativas tecnológicas y más, que señalan la forma correcta de cuidar la naturaleza y atenuar el impacto de nuestras acciones o actividades sobre ella y, sin embargo, las estadísticas señalan la poca coherencia entre lo establecido por la misma sociedad humana y su accionar, ya no se diga de la corrupción.
Se requiere y de manera prioritaria, que los seres humanos seamos sensatos con lo que pensamos y actuamos, de lo contrario, podemos tener mucha educación, pero si no existe una moral y valores adecuados hacia el cuidado de la naturaleza, en balde tanto documento, acuerdos, reuniones o avance tecnológico. Por ello, para lograr una verdadera transformación de un país o sociedad, se debe trabajar en la educación de sus habitantes a todos niveles y su congruencia, y no solamente combatir la corrupción como por arte de magia, ¿no cree usted amable lector?
Por lo tanto, la congruencia se convierte en otro elemento básico junto con la educación, para el cuidado del ambiente.
Haciendo una pequeña reflexión de nuestras autoridades gubernamentales de la 4° Transformación y sus decisiones o proyectos para el bienestar de los mexicanos y su congruencia ambiental, se puede observar, que en el discurso prevalece la defensa y conservación de la riqueza natural del país y, en los hechos, todo lo contrario. Cuando la tendencia mundial es el uso de energías limpias, aquí se está impulsando la producción de gasolinas y gases más contaminantes. Cancelar la construcción de un aeropuerto, que si bien, ya tuvo un impacto ambiental considerable, se prefiere construir otro con semejantes o peores impactos negativos al medio ambiente, además de ser altamente cuestionable su funcionamiento. Mantener gente improductiva, funcionarios que evaden impuestos o tienen conflictos de interés, crear cadenas de la paz o con solo acusar a la gente mala con sus mamás (y si no tienen), encontraremos una falta de coherencia entre lo deseado y lo ejecutado o por ejecutar, en materia ambiental y a nivel sociedad en general. Y de los mexicanos, ni qué decir, la mayoría somos poco congruentes: mientras nos preocupa nuestro impacto sobre el ambiente, todos nuestros actos y actividades lo dañan considerablemente.
Resumiendo, a nivel familia y como sociedad hemos de trabajar intensamente en los principios morales que nos lleven a ser congruentes entre lo que deseamos y la realidad que vivimos. Solo así, podremos salir adelante frente a los retos que tenemos y no solo me refiero a los aspectos ambientales. Como padres de familia y a nivel individual, hay mucho por hacer si queremos realmente un bienestar mejor. Hasta la próxima.