En estos días me llegó uno de esos textos largos, que luego envían a nuestros teléfonos, como tantos memes que nos invaden día a día. El título que llevaba era ¿Por qué gana López Obrador? De un señor José Saucedo Arizpe. Si lo reciben, por favor no dejen de leerlo, vale mucho la pena. Más que ser uno más, de los que sólo atacan o critican sin bases, hace un análisis de lo más interesante, con profundidad.
Paréntesis, el otro día intentaba con un grupo de amigos, descifrar la diferencia entre una opinión y un argumento, concluyendo que la primera se da con base en experiencias o conocimiento vivencial; mientras que un argumento se hace con fundamentos y razonamientos en busca de la verdad o validez sobre algún tema. No sé por sus rumbos, pero por los de acá se ha hecho casi como moda, decir: “respeto tu opinión; o cada quién; o es tu punto de vista y muy respetable, etc…”. Espero me esté dando a entender. Cualquier discusión, plática o exposición, para estar del lado correcto o de las buenas costumbres, debe terminar en santa paz y no elevar los ánimos, siempre hay un “ecuánime” que saldrá con una de estas frases para no concluir y no manejar argumentos. Claro que se tiene el derecho a la opinión, pero si se quiere hacer un análisis y realmente buscar argumentos o pláticas con algún sentido, se tiene argumentar sobre bases, razones y fundamentos para no perder el tiempo y entonces llegar a conclusiones que lleven a respuestas, propuestas y mayor sapiencia.
Dejemos de ser tan tibios y tener falsa prudencia, para sólo quedarte pensando que tienes la razón o que lo que sea que pienses está bien, no, no está bien, hasta que sea demostrado. Tal cuestión me recuerda la famosa frase del Voltaire: “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”, y yo le agregaría, sí y sólo sí tienes bases para tomarme el tiempo de defenderla.
Pero volvamos al enfoque del artículo que me enviaron y ya demostraré para qué tal introducción. El autor (aquí sí hay un autor), habla del libro “El Mirreynato” de Ricardo Raphael. Yo, para poder argumentar me fui a investigar sobre el documento al que se refiere y, en efecto, hay un análisis muy interesante en este libro, de cómo en México hemos llegado a donde estamos. Como no puedo relatarlo todo, les diré que los “Mirreyes” presenta un análisis social y económico en donde una parte de nuestra sociedad hace, cada vez más, una ostentación vulgar y grosera de su riqueza, de sus relaciones con poderosos, de la impunidad de la que goza; y de la superficialidad en donde el mérito, el esfuerzo y la preparación ya no tienen valor o importancia.
Aún más, hace un comparativo de la sociedad mexicana a partir de un edificio que cuenta con 5 pisos, uno de ellos corresponde a un penthouse el que se encuentra aproximadamente el 8 % de la población con ingresos que van de los 2 millones 500 mil pesos hasta 63 mil 500 pesos mensuales por familia. En este piso, por tanto, se maneja el 46% de la riqueza del país. Conforme se van bajando los pisos, encontramos que la calidad de vida decae a la par de los ingresos. Cuando llegamos al primero, las familias tienen que sobrevivir con 2 mil 300 pesos mensuales. La desigualdad es brutal, en este piso una familia de 3.7 individuos ha de subsistir con 20 pesos diarios por persona.
Y entonces no queda más que preguntarnos ¿qué pasó? ¿cómo pasó? La respuesta la sabemos, no hay educación, trabajo, vivienda y demás servicios de calidad para todos, bueno, hoy en día no hay ni medicamentos, ni vacunas (y ni siquiera estoy hablando del Covid).
Pero ¿de quién es la culpa? De todos, sí, de un sistema que nos ha llevado a perder los valores que fortalecen a una comunidad, una población y un país. Pero la existencia de ese sistema de élites corruptas y decadentes, actuales y anteriores, la hemos permitido todos. Y entonces, ahora tenemos a un señor López como mandatario emitiendo OPINIONES todo el tiempo, sin bases, sin fundamentos y mostrando su falta de valores y corrupción sin intento de ocultarla, pero como dirían algunos, está bien “es su opinión y es respetable” o ¿aquí no? Porque del otro lado los mirreyes tampoco ocultan ser parte de un sistema que les ha beneficiado, al contrario, ostentan u ostentamos la estupidez, porque esa parte de la sociedad mexicana no se preocupa por ser mejor, se preocupa por tener más. Mientras del otro lado de la moneda, la gran mayoría vive en terribles condiciones de pobreza y a esos, en lugar de darles políticas públicas que mejoren sus condiciones de vida, los alimenta con frases dicharacheras como “me canso ganzo”, “ya chole”, “fuchi, guácala”; y con ataques constantes a quienes están en desacuerdo con él acusándolos de fifís, riqui ricones, conservadores o neoliberales. Y eso lo entienden, les parece es parte de su grupo.
En mi faceta ángel esto me pone muy triste, porque sé que soy parte del problema, pero también quiero ser parte la solución. Qué más da López o Zedillo o Calderón o Pérez, si en este país puedes violar a una mujer y salirte con la tuya; puedes robar, matar y no importa, siempre y cuando tengas los contactos adecuados o el dinero para dar mordidas; también puedes atragantarte hasta enfermar, mientras otros tienen hambre que no se resuelve con una limosna o con rezar en la iglesia. Tenemos que enseñar a pescar y no dar el pescado, tenemos que limpiar de arriba para abajo y de abajo para arriba.
Ya nos atacó una pandemia …y nos metió a nuestras casas …y perdimos personas …y enfermamos y seguiremos enfermando… y nos deprimimos… y nos llenamos de miedo ante acontecimientos que son muy superiores a nuestra humanidad, y aún así, no volteamos a ver lo poco conscientes que somos de la realidad que tenemos todos los días y a unos cuantos metros. Aún no sé cómo voy a cambiar, pero quiero cambiar para apoyar a mi gente y a mi país, y lo primero que tengo es hablar con fundamentos, argumentar que mientras sigamos en la tendencia, López, sólo es un reflejo de lo pobre y vacía que está nuestra sociedad. Me oprime el corazón ver a un México, hermoso, con playas bellísimas, flora y fauna abundante, una tierra con todo, que se muere de hambre y miedo, porque fuera de las grandes urbes, no se ponen servicios y las personas se tienen que aglomerar, y al campo, que es lo que nos alimenta, nadie le hace caso.
Debemos parar esa admiración estúpida a youtubers e influencers llenos de bobadas, pero que ganan más que las personas que de sol a sol, aún mantienen tierras que nos permiten comer y vivir día a día. No más admiración a los mirreyes y mireinas con bolsas que valen más que todo el año de salario de una familia promedio. No soy comunista, nunca, pero me parece que hay que poner un alto a estos globos llenos de aire que tenemos en la cabeza, y volver a darle valor a la educación, a la preparación, a la capacidad de pensar y de análisis, a los libros que hay por miles y normalmente en rebajas, o gratis en las bibliotecas y ahora hasta en la virtualidad.
Dejemos de gastar energía en tonterías, ignoremos a los gobernantes y veamos cómo podemos levantar a la población para que viva mejor. Este demonio está abierto a recibir ideas y propuestas. No sólo quiero ser una buena mexicana, quiero ser un mejor ser humano y quiero proponer que construyamos “El sueño mexicano”, es decir, nuestra propia versión del “American Dream”.