Luisa María Alcalde, Secretaria del Trabajo se encuentra inmersa en un caso claro de conflicto de intereses por la actividad de su padre, el abogado laborista Arturo Alcalde, quien maneja legalmente el SITUAM, y por la relación profesional que tiene con la abogada Susana Prieto Terrazas, quien está detrás de las huelgas en las maquiladoras de Tamaulipas.
Los conflictos de intereses son una de las principales causas de corrupción, de ahí la importancia que tiene para esta administración identificar y aislar estos casos.
El conflicto de interés surge cuando, el beneficio de una persona se contrapone con el interés de otra persona u organización hacia la que esta persona debe su lealtad. Un empleado puede beneficiarse de una transacción al tiempo que daña a su empresa, aceptando un soborno al adquirir materiales deficientes o de menor calidad a los requeridos por su institución.
Un conflicto de intereses también se presenta cuando una persona se encuentra en una posición en la cual debe responder a dos diferentes grupos de interés, cuyas necesidades se contraponen, en este caso el servicio que se presta a un grupo vulnera al otro. En los negocios, se conoce como responsabilidad fiduciaria a la obligación de actuar únicamente en interés de la organización o individuos que confieren dicha responsabilidad, evitando rigurosamente hasta la mera apariencia de conflicto de intereses. La palabra en latín “fide” es también la raíz de las palabras “lealtad”, “fidelidad” y “confianza”.
Por ejemplo, en una empresa los auditores deben lealtad a los inversionistas, que dependen de la veracidad de los estados financieros que son certificados por los auditores. Sin embargo, estos auditores son contratados y remunerados por las empresas cuyos estados financieros estarán revisando. La lealtad que un auditor debe a los accionistas puede verse comprometida por la necesidad de agradar a su cliente, la empresa, quien a su vez buscará presentar un ambiente de confianza para las inversiones.
A lo largo de nuestra vida nos encontramos con personas que tienen los incentivos suficientes que los llevan a cegarse y a actuar parcialmente. Es fácil reconocerlo. Pero ¿qué sucede cuando nosotros somos los que buscamos y encontramos las justificaciones necesarias, no aceptando que estamos entrando en un conflicto de interés? Un conflicto de intereses se presenta cada vez que tenemos un interés financiero o de cualquier otro tipo, como puede ser otro trabajo o un negocio alterno que de alguna manera influye en nuestra parcialidad. Ejemplos de esto pueden ser un segundo trabajo; o participar como consejero en una empresa que de algún modo se conflictúa con nuestras responsabilidades primarias; tener acciones de un proveedor; aceptar regalos como viajes o boletos para un concierto o evento deportivo de un proveedor o posible proveedor, porque la siguiente vez que le otorguemos un contrato, podría parecer que lo estamos haciendo por haber aceptado ese regalo. Es por ello, que aceptar regalos por parte de proveedores está prohibido en los códigos de ética de las empresas, ya que, al sentirnos comprometidos con ese proveedor, pudiésemos no estar tomando la mejor decisión para nuestra empresa.
Una vez que identificamos un posible caso de conflicto de interés, debemos manifestarlo inmediatamente, de ahí la importancia de las reglas, políticas y regulaciones internas en las empresas que especifican la necesidad de dar a conocer un posible conflicto de intereses en el momento en que este se presenta y proceder a recusarse de inmediato de esa actividad, puesto que nuestra parcialidad será puesta en duda.
Cualquier persona se puede encontrar inmersa en un conflicto de interés cuando, desde su posición, está en capacidad de aprobar, recomendar, vetar, investigar o asesorar sobre algún asunto del cual se derivará una ganancia financiera o beneficio material de cualquier tipo. Un conflicto de intereses se presenta cuando un interés laboral, personal, profesional, familiar o de negocios de la persona pueda afectar el desempeño imparcial y objetivo de sus funciones.
Es por ello que el gobierno de la Cuarta Transformación tiene que establecer reglas, procedimientos y procesos claros dentro de todos sus órganos que garanticen la actuación con imparcialidad, transparencia e integridad de todos sus miembros ante posibles conflictos de interés, como el que aqueja a la Secretaria Alcalde.
Recientemente un grupo de vigilancia gubernamental de Estados Unidos estimó que el Presidente Donald Trump ha tenido más de 1,400 conflictos de interés durante sus primeros dos años en el cargo. Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington (CREW) emitieron un informe en el que afirman que intentó promover sus negocios como extensiones de su Presidencia y Administración. Según el informe, Trump realizó 118 visitas a sus propiedades, de las que aún se beneficia, durante su segundo año en el cargo y mencionó o hizo referencia a su compañía 68 veces. Al menos 119 funcionarios federales, 53 miembros del Congreso y 33 funcionarios estatales también visitaron las propiedades de Trump durante 2018. Más de 150 comités políticos, de campañas y comités de partidos gastaron aproximadamente cinco millones de dólares en negocios de Trump desde enero de 2017.
CREW también identificó doce gobiernos extranjeros que realizaron pagos a las propiedades de Trump durante sus primeros dos años en el cargo, incluidas tres entidades extranjeras que realizaron eventos en 2018. “Esto equivale a que el Presidente de los Estados Unidos reciba un beneficio financiero directo y significativo de intereses especiales, extranjeros y nacionales, que han optado por invertir en eventos en sus propiedades para ganarse el favor de su administración”, afirma CREW en el informe. Actualmente el Hotel Trump International en Washington, DC, es objeto de una demanda en curso por parte del estado de Maryland y el Distrito de Columbia. El caso, que se está abriendo paso a través del Cuarto Tribunal de Apelaciones del Circuito de los Estados Unidos, alega que Trump está violando la Cláusula de Emolumentos de la Constitución al recibir pagos de gobiernos nacionales y extranjeros a través del hotel, que está a pocas cuadras de la Casa Blanca.
El presidente anunció antes de asumir el cargo que no vendería sus negocios al ingresar a la Casa Blanca, sino que entregaría el control a sus dos hijos, Donald Trump Jr. y Eric Trump. “No solo el presidente Trump se ha negado a vender sus negocios, parecería estar mandando el mensaje de que la Organización Trump es una extensión de la Administración de Trump” expresó el director ejecutivo de CREW, Noah Bookbinder.
A diferencia de muchos líderes corporativos de hoy, Trump nunca se ha desempeñado en el Consejo de Administración de una empresa que no sea la suya. Una empresa familiar sin gobierno corporativo que equilibre las necesidades de sus grupos de interés, incluyendo inversionistas, consumidores, acreedores, proveedores, empleados, competidores y comunidades. Un gobierno corporativo que oriente sus acciones en la gestión ejecutiva, operaciones, gestión de proyectos, mejora de procesos, ética empresarial y ciberseguridad, entre otros.
Por ejemplo, la Ley Sarbanes-Oxley de 2002 requiere que los miembros del comité de auditoría de los Consejos de Administración, que supervisa los estados financieros de la compañía, esté compuesto exclusivamente por miembros “independientes” del Consejo, lo que significa que no pueden tener conexiones directas con la administración. La ley se creó en respuesta a los escándalos contables en Enron, WorldCom y Tyco. Siendo que Trump nunca se ha desempeñado en una empresa que cotiza en bolsa, nunca ha tenido que cumplir con Sarbanes-Oxley.
Durante su campaña Trump prometió dirigir el país como manejaba sus negocios, implicando que sus negocios eran exitosos. Sin embargo, los casos de Trump Airlines, Trump Entertainment Resorts, Trump Magazine, Trump Mortgage, Trump Steaks, GoTrump.com, Trump University y la Trump Foundation, entre otras iniciativas fallidas, cuentan otra historia, una historia de proyectos malogrados principalmente por la falta de honestidad, transparencia e integridad, en resumen, falta de ética profesional.
Mantener la integridad en el lugar de trabajo, ya sea en una posición pública o privada, se refiere a tener rasgos de carácter y ética que incluyan buen juicio, honestidad, confiabilidad y lealtad. Mantener la integridad en el trabajo es crucial para los empleados en todos los niveles, pero especialmente para aquellos que tienen mayores responsabilidades. La integridad en el trabajo ayuda a fomentar un entorno abierto y positivo y un enfoque ético para la toma de decisiones.
Estados Unidos lleva décadas legislando y tomando medidas para acabar con la corrupción. Hasta ahora el sistema estaba funcionando, sin embargo, hoy se enfrenta a una dura prueba: que se ejerza la ley y que prive el Estado de derecho.
Mismo reto que tenemos en México. La ley se debe aplicar de igual manera para todos, sin importar partido político, credo, ideología, preferencias sexuales, genero, edad, empleo, condición económica o social. Esto permitiría combatir efectivamente la corrupción, disminuiría sustancialmente la impunidad, incrementaría la certidumbre jurídica y por ende las inversiones, pero principalmente permitiría a millones de mexicanos salir de la pobreza.