Después de cada proceso electoral es importante evaluar cuál fue el resultado de las acciones implementadas, de los procedimientos, de la aplicación del marco normativo, así como de algunos de los acuerdos y resoluciones adoptados por la autoridad electoral, para así poder determinar cuáles son las áreas de oportunidad y poder mejorar para el siguiente proceso electoral, un ejercicio de mejora continua que toda institución está obligada a realizar.
En México, estamos empezando a evaluar el comportamiento del voto desde el extranjero en el pasado proceso electoral. Los datos duros nos dicen, en principio, que hubo un avance significativo al pasar de la recepción de poco más de 42 000 votos en 2012 a poco más de 98 500 el pasado primero de julio; nos dicen también que se logró la recepción de votos desde más de 107 países en el mundo y que la mayor votación provino de los mexicanos radicando en Estados Unidos.
El resultado del conteo de los votos recibidos nos habla de una tendencia mayoritaria para el hoy presidente electo que recibió más del 64% de los votos desde el extranjero (63863), con una diferencia de 38 puntos sobre el segundo lugar, es decir, del extranjero recibió un mayor apoyo que en el territorio nacional, que obtuvo el 53% de los votos.
El proceso de evaluación desde luego tiene que pasar por analizar el comportamiento de las campañas de difusión, el modelo de registro para votar y el modelo de votación y conteo de los votos recibidos, en este sentido es importante reconocer que en esta elección por primera vez en la historia se realizó el registro por la vía electrónica a través de la página de internet y de una aplicación para teléfono móvil, se registraron 181 873 ciudadanos para votar, casi tres veces más que en 2012, sin embargo es importante decir que la expectativa que se tenía es que se pudieran registrar cerca de medio millón de mexicanos que viven en el extranjero y cuentan con credencial de elector.
El analizar por qué no se registraron ese medio millón y por qué de los que se registraron, solo votó el 54%, es parte del análisis y evaluación que tenemos que realizar. Valorar la aplicación de un modelo más fácil y económico de participación es también necesario y aquí es posible que tengamos que caminar hacia el voto electrónico desde el extranjero para 2021, lo que es factible pero muy complicado, según expertos por las implicaciones técnicas, pero principalmente políticas.
La diáspora mexicana calculada en cerca de 12 millones de mexicanos nacidos en México radicando en E.U. tiene el derecho político fundamental de participar en las elecciones del país, así lo reconoce la Constitución y los Tratados Internacionales, las autoridades mexicanas y en especial las electorales deben de hacer todo lo necesario para difundir y facilitar el ejercicio de este derecho a los migrantes. El reto es contar con el apoyo de los actores políticos involucrados para hacerlo, partidos políticos, gobierno federal y locales, Congreso, lideres mexicanos en E.U. académicos y medios de comunicación en ambos lados de la frontera.
La democracia en México no está completa si no incluye a los millones que están fuera. El voto electrónico o un modelo mixto puede ser la solución no solo para que puedan participar en las elecciones sino en las anunciadas consultas ciudadanas, su implementación debe pasar todas las pruebas de certeza y eficacia que la ley exige y que en toda elección formal están presentes. Habrá en este sentido que comentar que países como Francia y Holanda, por razones políticas más que técnicas, no han podido implementar o abandonaron el voto electrónico y otros van por la ruta de su implementación como Estonia y Paquistán. México está obligado a ir a la vanguardia en el tema. Así lo exige la democracia sin fronteras.