“Esto para México va a significar inversión, es decir,
va a seguir llegando inversión foránea, extranjera.
Es muy importante que entre en vigor el tratado y muy oportuno,
porque estamos por salir de la pandemia y necesitamos reactivar
la economía, salir de la recesión económica,
de la caída que produjo el coronavirus en la economía mundial”.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México
No es fácil ser vecino de la potencia imperial que gobierna, de facto, al mundo desde la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI. Esto lo sabe perfectamente la dirigencia de la 4ª T, incluido en titular del Poder Ejecutivo, quien en Visita Oficial a los EEUU, estará estrechando la mano de Donald Trump los días 8 y 9 de julio del presente año, tomando como “pretexto” la entrada en vigor a partir del 1°de julio del T-MEC.
Es una relación de amor y odio que tiene una sólida base histórica y que, para nuestro país, siempre se plantea en términos de cómo hacerle para tener el menor daño posible.
Hay un sinfín de mitos y extravagancias cuando se habla de la relación bilateral entre EEUU y México; sin embargo, es frecuente que salgamos “descalabrados”, por decir lo menos, en las negociaciones comerciales; migratorias; financieras y en todas las áreas en las que compartimos “intereses comunes”.
Ya en el N° 4 de esta sección, planteaba que “…Estamos en la llamada ‘zona natural de influencia’ de los EEUU y eso es determinante para nuestro país… Antes de la firma del TLC, ya México era inscrito dentro de los intereses vitales de los EEUU. Algo casi idéntico a lo que se considera su seguridad nacional’ (González-Souza 1994). Para el proyecto hegemónico de los norteamericanos, México aparece como un punto central y está permanentemente en el “ojo del huracán” y en su estrategia de dominación, le otorga a nuestro país un papel protagónico. En pocas palabras, cuando se discute en el Congreso Norteamericano la problemática de México no es, en los hechos, un tema de su agenda de política exterior, es en realidad un tema de su política interior que pone en jaque su seguridad nacional…”
Muestra de lo anterior, es la dinámica binacional en materia de migración en la que México ha sido una pieza clave para detener, a través de nuestra flamante Guardia Nacional, los flujos de centroamericanos que pretenden llegar a los EEUU en aras de alcanzar su “sueño americano”. Hay que recordar que Donald Trump fue claro en amenazar con fuertes sanciones comerciales y financieras a México, si no actuaba de forma efectiva para detener las “caravanas migrantes”.
Así se plantea: Premio/Castigo. Bien sabemos que a López Obrador no le gusta aparecer en eventos internacionales, pero ahora (en vuelo comercial) hace su primer viaje internacional y es justamente a los EEUU. Y esto no es casualidad, forma parte de un intento por recuperar la popularidad que en los últimos meses ha venido en picada.
Para nadie es secreto que el hombre clave en el manejo de las relaciones internacionales de la 4ª T es el destacado Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; incluso a estas alturas, se identifica como un “presidenciable” para las próximas elecciones en México. Y lo refiero porque su influencia es decisiva para que López Obrador aceptara la “invitación oficial” para ir a los EEUU.
Pero ¿Qué gana López Obrador con ir a los Estados Unidos de Norteamérica?
- Demostrar que su interés principal es reactivar la economía de México; más allá de disputas ideológicas o de confrontaciones con los “neoliberales”; aún y sin convocar al sector empresarial mexicano para que lo acompañe en la comitiva presidencial.
- Respaldar el T-MEC como la opción deseable para hacer de la región de América del Norte, la más competitiva del mundo; con las implicaciones que esto tiene en materia de inversión en los sectores industrial, turístico y alta tecnología.
- Llevar una “agenda alternativa”, en la que se reconozca la importancia de los trabajadores migrantes mexicanos y su envío de dólares a sus pueblos que, de forma decisiva, es un factor para evitar el desplome de las economías familiares de millones de mexicanos.
- Mostrar interés por las lamentables muertes de los migrantes de origen mexicano que fueron víctimas del Covid-19.
- Agradecer a la sociedad norteamericana su solidaridad con México y a las autoridades, su cooperación para adquirir respiradores artificiales e insumos médicos para enfrentar la pandemia.
- Mostrar a sus adversarios políticos que es un socio confiable ante los ojos de los EEUU y que no hay razones para sospechar una crisis financiera provocada por desavenencias con nuestros vecinos del norte.
- Orientar la estrategia de recuperación nacional a lo ya conocido y que ha funcionado por décadas, pero ahora con un enfoque de equidad y cooperación internacional con los EEUU.
- Despresurizar la problemática interna y el desencanto de los que en su momento fueron “Amlover”.
Adicional a lo anterior, no podemos perder de vista “los usos” que Donald Trump puede dar a la visita de nuestro presidente; pues es factible que sea utilizado con fines electorales para revertir en algo las tendencias a la baja en su campaña para la reelección presidencial e incluso, que sea motivo de agresiones o de estratagemas para demostrar lo imponente del control que tiene sobre otros mandatarios.
Debemos estar atentos y ver al detalle cómo se desarrolló la visita de López Obrador a las tierras del Imperio y analizar los posibles efectos que este acontecimiento tiene y tendrá en el corto y mediano plazo.
Fuentes Consultadas:
- González-Souza, L. (1994). Soberanía Herida. México: Nuestro Tiempo.
- BBC News Mundo, “AMLO visita Washington: las críticas al presidente mexicano por hacer de su encuentro con Trump su primer viaje al extranjero”; obtenido del sitio web: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-53258184
- Forbes México, “El T-MEC: Una bala en la recámara para México”; obtenido del sitio web: https://www.forbes.com.mx/el-t-mec-una-bala-en-la-recamara-para-mexico/