El primer hombre en poner un pie en la Luna fue el astronauta Neil Armstrong y lo hizo el 21 de julio de 1969 en el Apolo 11. Al bajar de la nave pronunció su famosa frase: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”.
Sin embargo, la famosa fotografía de la huella dejada por la bota de un astronauta en la Luna no es de Armstrong, sino de su compañero Edwin Aldrin.
Ese día inició la conquista de la Luna, pero las cosas no salieron como se esperaba. Solo seis naves tripuladas lograron aterrizar con éxito, con dos tripulantes cada una. Así que, hasta el día de hoy, solo 12 personas -todos hombres estadounidenses- han logrado pisar la Luna en la historia de la humanidad y esto sucedió entre 1969 y 1972.
El poco conocido astronauta Eugene Cernan tuvo el honor de haber sido el último hombre en pisar la Luna, el 19 de diciembre de 1972 en el Apolo 17. Curiosamente, antes de regresar a la Tierra, Cernan grabó en el suelo lunar las iniciales TDC de su hija Tracy, convirtiéndose en el primer humano en haber escrito sobre la superficie de otro cuerpo celeste.
El que un hombre vuelva a pisar la Luna puede ser una realidad muy pronto. El programa Artemisa de la NASA pretende llevar a la primera mujer estadounidense, acompañada de un astronauta hombre, también estadounidense, específicamente al Polo Sur lunar para el año 2024.
Hija de Zeus y hermana de Apolo, Artemisa es la diosa griega de la caza, los bosques y los animales. Precisamente Apolo fue el nombre del programa de la NASA que hizo posible la llegada del hombre a la Luna en 1969.
En ese sentido, la NASA está desarrollando el Sistema de Lanzamiento Espacial, que es el cohete que permitirá enviar la nave espacial Orión a la Luna y, en un futuro, a Marte.
Además, construirá la estación espacial Gateway, que orbitará la Luna y será el lugar de llegada de las naves Orión y el de partida para las misiones de descenso a la superficie lunar.
También, a través de empresas privadas, desarrollará el que será el módulo de descenso lunar que permitirá a los astronautas descender desde la Gateway a la superficie lunar y viceversa.
Uno de los principales obstáculos para colonizar la Luna es la falta de agua. Hasta hace diez años, los científicos pensaban que la Luna era árida, y que el agua existía principalmente como bolsas de hielo en cráteres permanentemente en sombra cerca de los polos.
Más recientemente, los científicos han identificado el agua superficial en poblaciones dispersas de moléculas unidas al suelo lunar o regolito. Las moléculas de agua permanecen fuertemente unidas al regolito hasta que las temperaturas de la superficie alcanzan su punto máximo cerca del mediodía lunar.
Luego, las moléculas se desorientan térmicamente y pueden rebotar a un lugar cercano lo suficientemente frío como para que la molécula se adhiera a la atmósfera o exósfera extremadamente tenue de la Luna, hasta que las temperaturas descienden y las moléculas regresan a la superficie.
Entrevistado por El Financiero, Rafael Navarro González, astrobiólogo de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México, aseguró que el agua hallada por la NASA no es igual a la de la Tierra.
“Hoy se sabe que hay agua en la superficie de la Luna, pero no es agua como la que tenemos para beber en la Tierra, sino que está dentro de los cristales de los minerales de la Luna, y esa agua no es fácil que sea utilizada por los organismos. Pero mediante diferentes métodos puede ser extraída y utilizada para el consumo humano”, dijo Navarro.
La NASA enviará el Rover móvil VIPER al Polo Sur de la Luna para obtener una visión cercana de la ubicación y concentración de hielo de agua en la región y, por primera vez, buscar depósitos congelados de agua.
Aproximadamente del tamaño de un carrito de golf, VIPER recorrerá en diciembre de 2022 varios kilómetros, recopilando datos que se utilizarán para crear los primeros mapas mundiales de recursos hidráulicos de la Luna.
VIPER utilizará el sistema de espectrómetro de neutrones, conocido como NSS, para detectar áreas “húmedas” debajo de la superficie para una mayor investigación; luego se detendrá y desplegará un taladro, llamado TRIDENT, desarrollado con Honeybee Robotics, para excavar en el suelo hasta un metro debajo de la superficie.
Estas muestras de perforación luego serán analizadas por dos instrumentos: el espectrómetro de masas llamado MSolo, desarrollado por el Centro Espacial Kennedy de la NASA; y el sistema de espectrómetro de volátiles de infrarrojo cercano, conocido como NIRVSS.
“La clave para vivir en la Luna es el agua, lo mismo que aquí en la Tierra”, dijo Daniel Andrews, gerente de proyecto de la misión VIPER y director de ingeniería en el Centro de Investigación Ames de la NASA en Silicon Valley.
“Desde la confirmación del hielo de agua lunar hace diez años, la pregunta ahora es si la Luna realmente podría contener la cantidad de recursos que necesitamos para vivir fuera de nuestro planeta. Este vehículo móvil nos ayudará a responder a las muchas preguntas que tenemos sobre dónde está el agua y cuánta hay para que la podemos usar”, indicó Andrews.
“Es increíblemente emocionante tener un Rover yendo al nuevo y único entorno del Polo Sur para descubrir exactamente dónde podemos cosechar esa agua”, dijo Anthony Colaprete, científico del proyecto. “VIPER nos dirá qué lugares tienen las concentraciones más altas y a qué profundidad debajo de la superficie se debe ir para obtener acceso al agua”.