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SECURITY CLEARANCE

Guillermo Farber by Guillermo Farber
7 septiembre, 2018
in Edición 4
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Post Views: 32

Uno de los grandes placeres en la vida es hacer lo que otros dijeron que no podías hacer.

EXTINCIONES

Hablando de entidades que están destinadas a la extinción, un dato duro: el 99.9% de todas las especies que han existido sobre la tierra, ya no existen. Entonces, la alharaca de los ecolocos sobre las especies “en peligro de extinción” es una verdadera vacilada. ¡Claro que las hay, y por miles! Pero eso sucede todo el tiempo. Y si bien es cierto que hoy quizá el ritmo es más acelerado, siempre ha sucedido y siempre seguirá sucediendo.

¿O de veras te quita el sueño que el lobo mexicano se extinga? Y sí, la desaparición de la vaquita marina puede ser penosa (es un animalito simpático), pero más nos vale entenderlo y aceptarlo de una vez: nada es para siempre y todas las especies tienen un principio y un final. TODAS, incluida la especie humana.

ESTE Y OESTE

Sobre el jaloneo actual entre oriente (China, Rusia, India, Irán, Turquía, Japón) y occidente (EU, Canadá, Australia y Europa) respecto de la hegemonía mundial, conviene recordar la frase de Rudyard Kipling (inglés nacido en India): “Oriente es Oriente y Occidente es Occidente, y nunca los dos se encontrarán”.

Hay varios libros con este título o similar; los más conocidos son los de Pearl S. Buck (pasó 40 años en China, primera gringa en ganar el Nobel de Literatura) de 1930, y el del agudo e hilarante C. Northcote Parkinson de 1963.

Nuestra época ve el regreso del péndulo geopolítico al Oriente, tras una estancia de seis siglos en Occidente. Ni modo, míster Trump, te tocó bailar con la más fea. Tú tendrás todos los sueños de grandeza que quieras, pero el coloso que heredas tiene los pies de barro (para desgracia de todos nosotros, los mexicanos incluidos).

SECURITY CLEARANCE

Tú recuerdas el significado de la clave “Doble Cero” en el MI6 (sección foránea de la agencia de espionaje británica): licencia para matar (permiso de sus jefes, faltaría ver qué opinan las presuntas víctimas). Como la de James Bond, 007.

MI6 – Es una organización que recluta agentes que recopilan ‘inteligencia humana’ o información de países de todo el mundo para proteger la seguridad del Reino Unido. El nombre oficial de MI6 es el Servicio de Inteligencia Secreta, o SIS.

Algo similar es la clave “security clearence” (SC) que Trump (con absoluto derecho) le acaba de quitar al ex director de la CIA James Brennan (personaje de aspecto amenazador al que no me gustaría toparme en un callejón oscuro, la verdad). Unas 5 mil personas tienen esta clave en las diferentes agencias del espionaje gringo, que viene en tres diferentes rangos crecientes (confidencial, secret y top secret). La SC (licencia para mirar en vez de matar) es como una señal aristocrática, un título de nobleza, una distinción que separa a los ciudadanos de primera de los ciudadanos de segunda. 

http://govcentral.monster.com/security-clearance-jobs/articles/413-how-to-obtain-a-security-clearance

“Supongamos que te encuentras con una oferta de trabajo que se ve muy bien. Solo hay una dificultad: el puesto requiere una security clearance (autorización de seguridad) de los EU. Tú no la tienes. Y el proceso para obtenerla no es nada sencillo. Para empezar, no la puedes solicitar por ti mismo. La tiene que pedir para ti tu empleador actual o potencial. Dado que el proceso es costoso y lento, las organizaciones o empresas no lo harán a menos que sea absolutamente esencial. Se utiliza una autorización de seguridad para confirmar la confiabilidad y confiabilidad del solicitante antes de proporcionar acceso a la información de seguridad nacional.”

LA SC VALE DINERO

Tener una clave SC es un privilegio que vale dinero (olvídate del “prestigio”):

http://govcentral.monster.com/security-clearance-jobs/articles/352-security-clearance-101-maximize-your-earnings

 “Una habilitación de SC a menudo es esencial para realizar un trabajo de tecnología con un contratista del gobierno que maneje información delicada (sensitive).” Particularmente en empleos de alto nivel, como los que acostumbra dar el Deep State a quienes ya se “sacrificaron” por algunos años en cargos mal pagados del gobierno, para que se hinchen de lana (los ejemplos de esta “revolving door” se cuentan por miles: del sector público al privado y del privado al público).

En el mercado laboral, el valor de un veterano con SC es enorme; su valor sin SC se acerca a cero. Ergo, un despojado de su SC tiene que vivir sólo de su pensión, y eso definitivamente no da para mucho. Esto es lo que duele: no “servir a tu patria” a base de meter la nariz donde no te llaman, sino el deterioro de tu valor en el mercado de trabajo, a veces hasta el punto de la extinción: si ya no eres el chismoso de la ventana, ya no le sirves de nada a tu empleador.

O como dijo Amado Nervo: “mas si hoy, abandonada, / ya no cierras ni abres nada, / pobre llave desdentada, / ¿para qué te he de guardar?”

CENSURA Y SC

Cancelar una SC, como hizo Trump con Brennan, NO es amordazar a nadie. En todo caso, sería bajarle a ese alguien su valor en el mercado de trabajo. Pero como dicha “licencia” es una graciosa concesión gubernamental, y no un derecho esencial o adquirido, no procede esta acusación. 

Otras, posiblemente, pero hablar de “un ataque a la libertad de expresión” es un despropósito. Nadie le está impidiendo a nadie hablar de nada.

Tags: Amado NervoC. Northcote ParkinsoncensuraChinaCIAclave doble ceroDonald TrumpespeciesextinciónJames BrennanM16occidenteorientePearl S. BuckRudyard Kiplingsecurity clearance
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Guillermo Farber

Guillermo Farber

Nací en Mazatlán en 1951, a los tres años de edad. Mi vocación, que obedezco rigurosamente, es la de aprendiz de todo y maestro de nada. Tengo publicados 32 libros, de los cuales, con suma benevolencia y atenuada autocrítica, rescataría quizá dos o tres. Escribo a diario en periódicos y revistas, y eso me divierte mucho, pero sé que no estoy haciendo lo que debería hacer: novelas, literatura seria. Eso me causa un sentimiento de culpa muy relativo: sé que si alguna cosa no necesita este mundo son libros nuevos, y que el pecado capital de esta época es producir libros innecesarios. Milagrosamente, brincando de trabajo en trabajo, he podido vivir siempre dentro de los márgenes de ese delgado jamón social conocido como clase media. Ya me advirtió mi astróloga de cabecera: nunca serás rico y nunca serás pobre; nunca me faltará de comer, pero nunca me sobrará un centavo; ni opulencias ni miserias; esa espléndida aurea mediocritas de Horacio (que se la recomiendo con mucho cariño a su abuelita, por cierto). Estoy en la quinta de las siete edades que tiene el hombre: niñez (0 a 12), adolescencia (13 a 18), juventud (18 a 25), madurez (25 a 55), envejecencia (55 a 75), vejez (75 a 95) y ¡qué bien te ves! (horas extra). He sobrevivido a pruebas de salud que, de habérmelas anunciado en mi infancia, tal vez me habrían llevado a un suicidio prematuro; pero que resultaron mucho menos temibles ya en la práctica (también se las deseo a la abuelita de Horacio, cariñosamente). Desde hace 7 años voy en la tercera vuelta emocional, mejorando al siempre sensato doctor Johnson: el tercer matrimonio es el tenaz triunfo de la esperanza sobre la experiencia. Tiendo a pertenecer a la lamentable especie de los humoristas serios. Esto es, soy un incurable cobarde existencial (la mejor definición de humorista se la leí a Pitigrilli: un niño asustado que atraviesa la oscuridad chiflando para distraer su miedo). Jamás salgo de casa sin llevar en el bolsillo una medalla grande, metálica, de Atenea, la diosa de la verdad. Y, dentro de los márgenes de mi sentimiento fundamental (el miedo), procuro ser fiel a ella. Me parece estar entendiendo a estas alturas que la esencia más profunda del universo, descubierta por la física cuántica, ya la habían anticipado los taoístas en su noción de Tai- Chi, y el pueblo mexicano en su esquema conceptual totalizador del desmadre intrínseco. En suma, soy exactamente como todo el resto de mis congéneres humanos: un ser irremediablemente equivocado de planeta. Tan, tan.

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