En una presentación en Washington hace varios años, después de regresar de una gira nacional como miembro de un equipo integrado por directivos del Departamento de Seguridad Nacional (DHX por sus siglas en ingles), un bufete nacional de abogados y el Shaw Group en mi capacidad de director de Servicios de Seguridad Nacional, alertamos a comunidades nacionales sobre estar preparados para la siguiente pandemia. La pandemia a que hicimos referencia para saber cómo prepararnos fue la influenza española de principios del Siglo XX. La pandemia sabíamos iba a suceder, pero nadie tenía forma de predecirla. La influenza española dejó más de 50 millones de muertos, y en términos económicos los efectos fueron devastadores ya que la mayoría de la población afectada fue la de edad productiva (20 a 45 años). El tema de la presentación fue “Prioridades que Compiten”, tema que se presenta en cualquier situación, pero tendemos a no entender o atender.
Al iniciar este artículo me encontré con este gran dilema en decidir de todos los temas y efectos que ya sentimos, los esperados -más aun los que no- cuál es prioritario. La respuesta simple es ninguno. Todos son prioritarios y en muchas formas compiten entre sí y en otras pueden ser complementarios. Los resultados dependen de nuestras acciones.
- CUARENTENA Y DISTANCIAMIENTO SOCIAL
El tema del día es protegernos, aislarnos refugiados en casa, trabajar y estudiar a distancia. Simple y al punto. Fácil, solo necesitamos aprender a aguantarnos sin salir por varias semanas. En la mayoría de los casos, en realidad no es una tarea fácil. En pocos días nos veremos en la situación conocida en los países con largos inviernos como “Fiebre de Cabaña” y la necesidad de salir con urgencia y separarnos de con quien estamos, al menos por ratos. El resultado positivo es mejor convivencia entre los familiares en encierro. Los negativos, llegan hasta el suicidio o divorcio. Esta es una prioridad difícil de llevar a cabo exitosamente si no entendemos sus efectos y posibles consecuencias. Dentro de la realidad nacional, esta situación aplica solamente a un segmento de la sociedad. Por un momento consideremos si realmente todos nos quedamos en casa cual sería el resultado. Ideal pero impráctico y potencialmente destructivo, por lo menos para la economía personal, familiar y nacional. Como vemos, sí es prioridad, pero compite con otras.
- PROTEGER A QUIENES NOS PROTEGEN
Al enfocarnos en nosotros y nuestro aislamiento ¿Pensamos en que sucede afuera? ¿Quiénes están atendiendo el que podamos mantener la vigilia, estemos seguros, tengamos acceso a alimentos y otras primeras necesidades? Pues justo los que no pueden quedarse en casa.
Entre los policías, médicos, enfermeras, ambulantes, paramédicos, farmacias, tiendas de alimentos y personas que atienden otras primeras necesidades. ¿Los tomamos en cuenta y entendemos cómo poder apoyarles y protegerles? Además, en este grupo debemos incluir a los choferes que mueven los alimentos de las granjas y fábricas a los mercados; igual que aquellos que traen lo que pedimos en línea para evitar salir. ¿Quién los cuida? ¿Cómo podemos reconocer el valor agregado de su participación y riesgo? Ellos son los héroes y heroínas que de una forma u otra nos van a ayudar a llegar al fin de la pandemia e iniciar el periodo de recuperación.
- IMPACTO ECONÓMICO
Dependiendo de nuestra preparación y capacidad de resiliencia, el periodo será más o menos difíil, pero algo es seguro, no va a ser fácil. Mientras más largo sea el periodo de hibernación más cambiado va a ser el mundo de muchos. Gran cantidad de empleos y empresas posiblemente desparezcan, particularmente todas las que no tienen un plan de continuidad al frente.
- CAPACIDAD DE CONTINUIDAD DE OPERACIONES Y REISILENCIA
Y al hablar de planes de continuidad, debemos hacernos una pregunta muy a fondo ¿Estamos reaccionando o respondiendo? ¡Ah, pero son sinónimos diremos! Para nada, ni remotamente. En forma simple, quien o quienes reaccionan es porque las circunstancias los fuerzan a hacer algo, pero tirando a ciegas porque no anticiparon posibles contingencias y no tienen un plan. Son todos aquellos que consideran que hacer un estudio de riesgos y consecuencias es una pérdida de tiempo y dinero. Del otro lado, los que responden, están actuando según un plan que los prepara para enfrentar cualquier contingencia y estar listos para sortear la tormenta. Un plan de continuidad de operaciones es equivalente a una cuenta de ahorros personal, nos permite ajustarnos a las circunstancias y sobrevivir. Nunca es tarde para iniciar uno, tenerlo es mucho mejor a no tener nada en que apoyarnos. Un aspecto muy importante en la continuidad es la relación sector privado/ciudadano/gobierno. Cuando hay un plan coordinado, se conjuntan los recursos de todos para lograr un mínimo de disrupción. De no existir una relación armoniosa y de cooperación, el resultado en una crisis resulta en catástrofe para la sociedad en conjunto.
- NECESIDAD DE UN LIDERAZGO NACIONAL
En México vemos con tristeza que el liderazgo nacional es un agujero negro, un vacío que ignora la realidad mundial y va abrazando, de fiesta y cantando, promoviendo la apatía y la complacencia social. Las reacciones son demasiado tardías y, cada vez, se torna más complicado esconder la ola de enfermos y la falta de preparación, en todo sentido, para hacer frente a la pandemia, con el consecuente retraso y complicación en la recuperación posterior, a diferencia de los países que están tomando medidas más tempranas.
- ADMINISTRACION DE CONSECUENCIAS
Debemos entender las consecuencias para poder ayudar a administrarlas. Más allá de participar en el distanciamiento social, tenemos como comunidad, vecindario, colonia y club, la responsabilidad de organizar apoyos para los que están al frente protegiendo y sirviendo, claro con las medidas de sanidad adecuadas que no nos pongan en un riesgo mayor. De igual manera, consumir local, apoyar como podamos a quienes están en la calle haciendo su propio esfuerzo por sobrevivir.
¿CÓMO SOBREVIVIMOS?
Si entendemos las posibles consecuencias de lo que está sucediendo y entonces administramos nuestras acciones en función de ellas, podremos lograr la mejor continuidad de nuestro mundo y navegar por las encrucijadas del COVID-19. El comprometernos a poner un grano de arena nos llevará más lejos que sentarnos a ver cómo van las cosas.